Andrea Márquez, voluntaria de Prolibertas: «El voluntariado me enriquece a nivel personal y me ayuda a enfocar mi futuro»
Una fuerte vocación de servicio es lo que siente Andrea Márquez, voluntaria de la Fundación Prolibertas, y quiere realizarla por la educación de los más pequeños y por mejorar la vida de otros. Está en el último curso de su carrera de Educación Primaria Bilingüe en la Universidad de Córdoba y sus tres años en el voluntariado de la fundación Prolibertas es una experiencia que se suma a su «currículum social». Sin embargo es la que ahora mismo más le llena.
«Cuando tenía 18 años empecé a buscar oenegés en Córdoba y encontré la fundación Prolibertas. He trabajado en muchos campos, niños, ancianos adultos… Me dijeron que el comedor estaba centrado en las personas más pobres y que estaban en la calle y quería enfocar mi vocación de servicio a ellos, ha explicado la joven, quien empezó de lleno prestando su ayuda para el ropero y también el montaje y servicio en el comedor», comenta la joven universitaria.
Según recuerda Andrea, «al principio fue un poco impactante porque estás acostumbrado a trabajar con gente con recursos, con estudios, y me costó el cambio. Pero estoy con los otros voluntarios muy bien, son encantadores. Al llegar me sentí súper acogida».
En el último año, el Comedor de los Trinitarios, gestionado por la Fundación Prolibertas, atendió a más de 1.500 personas y el número diario aumenta cada jornada. «Es una pena que haya tantas personas necesitadas en esta ciudad. Los ciudadanos deben ser más conscientes de ello», apunta la voluntaria, quien vive la alegría de cada uno al recibir un plato de comida. «Veo que están muy contentos, es como si fuera una familia. Se conocen entre ellos, te preguntan sobre tu vida personal...» incluso muchos días se ha encontrado a usuarios en la calle, «cuando voy al centro o a la universidad -puntualiza- Nos saludamos y siempre me dan las gracias».
Y es que Andrea es una persona muy empática y servicial, además de generosa. Algunas de las cualidades que ella considera fundamentales para ser voluntario y desempeñar su labor en Prolibertas. También señala ser educado y humilde, aunque su trabajo sea de gran responsabilidad. «Hay que tener un gran compromiso por parte de los voluntarios, porque si no, las personas se quedan sin comer ese día», reconoce.
La joven universitaria es consciente del valor de su contribución para la Fundación y la sociedad cordobesa en general. Ella es una más dentro del gran grupo de voluntarios de Prolibertas y otras asociaciones que tienden su mano para aliviar la falta de necesidades básicas. En concreto esta fundación cuenta además con servicio de ropero e higiene, centro de día, talleres y otras iniciativas. Andrea le dedica sólo un par de horas de los viernes, el día de la semana que tiene más libre, y quiere continuar con esta colaboración porque le enriquece «muchísimo a nivel personal, me aporta valores de solidaridad y me ayuda a enfocar mi futuro», subraya.