No todas tenemos las mismas necesidades de cobertura en cuanto a maquillaje se refiere. Además, hay quienes se encuentran más cómodas con una base ligera y quienes no saben salir de casa sin una buena cobertura
¿Eres de las que no sale de casa sin su prebase, su base de maquillaje y su contorno? ¿O prefieres llevar una BB cream para el día a día y dejar las bases cubrientes para las ocasiones especiales? ¿Crees que la única manera de ocultar los poros y los granitos es aplicar una base de maquillaje de gran cobertura? ¿O se te ha ocurrido que puedes alternar ambos looks en función de cómo te sientas cada día?
Hay muchas maneras de maquillar el rostro en función de las necesidades de cada piel, las preferencias de cada usuaria y los looks que requiera cada ocasión. Además, como ya te contamos en las tendencias de maquillaje otoño invierno 2016-2017, vivimos en un momento en el que se llevan tanto los elementos de maquillaje exagerados (pestañas XXL, eyeliner dramático, labios góticos, etc.) como los looks «nude» e incluso «no makeup», en los que la naturalidad es lo más valorado.
Analizamos dos looks de maquillaje que podemos alternar en nuestro día a día en función de cómo nos sintamos, cuánto tiempo tengamos para maquillarnos y qué acabado buscamos darle a nuestro rostro. ¿Eres más de acabado ligero o cubriente?
Maquillaje ligero
Es ese que, si bien mejora la apariencia de nuestro rostro, deja ver las pecas de la tez y oculta solo parcialmente las imperfecciones. Es un look ideal para el día a día, que provoca una sensación más confortable sobre la piel.
¿Para quién es ideal?
– Para pieles con problemas de acné que necesiten cubrir pero sin obstruir el poro.
– Pieles grasas o mixtas.
– Para personas que prefieran un look más natural.
– Para looks «no makeup».
Cómo conseguirlo
Un look de maquillaje ligero y de aspecto natural se caracteriza por un acabado poco «cubriente», de efecto casi traslúcido y muy confortable para la piel. Es un tipo de maquillaje que no soporta largas jornadas sobre la tez, pero que, si se trabaja de la forma adecuada y con buenos productos, permite atenuar las imperfecciones, dejando un aspecto «buena cara».
Para conseguir un look de maquillaje ligero es necesario utilizar una prebase correctora, con el efecto que se quiera buscar. Por ejemplo, podemos utilizar prebases para atenuar poros muy visibles, así como para eliminar los brillos o dar luminosidad a las pieles apagadas. Las prebases suelen tener una textura ligera y proporcionan una sensación cómoda sobre la piel que nos permite alargar la duración de la base de maquillaje.
Las bases de maquillaje fluidas son idóneas para conseguir un acabado ligero, ya que crean una fina película sobre la piel que unifica el tono sin crear un efecto máscara. Las versiones «oil-free» son especialmente cómodas, aunque son menos duraderas. Las esponjas son la mejor opción para conseguir un acabado ligero en la base, ya que además consiguen gran uniformidad.
Para terminar el acabado del rostro se pueden utilizar polvos traslúcidos que sellan la base sin apelmazar la textura.
En el caso de las pieles con tendencia al acné, lo más adecuado será elegir productos no comedogénicos, es decir, que no obstruyen los poros, para dejar respirar la piel mientras lucimos un rostro limpio de imperfecciones.
Maquillaje «cubriente»
Es un look maquillaje que busca hacer desaparecer cualquier rastro de imperfección sobre la tez, unificando el tono para que se muestre impecable, incluso ante las luces más exigentes. Es ideal para ocasiones especiales en las que nuestro «outfit» nos acompañe o para jornadas exigentes en las que será necesario realizar más de un retoque.
¿Para quién es ideal?
– Para rostros con grandes imperfecciones como rojeces, marcas de acné, manchas o cicatrices.
– Para personas que necesitan looks de maquillaje duraderos.
– Para maquillaje de escena.
Cómo conseguirlo
Un look de maquillaje «cubriente» puede incluir multitud de productos destinados a conseguir ocultar hasta la más mínima imperfección del rostro. Por lo general, son maquillajes para la noche o para trabajos ante la cámara que requieren llevar la tez mucho más recargada, algo que en el cara a cara se percibe fácilmente. Sin embargo, lucir un maquillaje «cubriente» no tiene por qué significar llevar una máscara a base de capas y capas de productos. Solo hay que elegir los que mejor nos van para los resultados que queremos obtener.
Estos son los productos que se suelen utilizar:
– Precorrectores: se aplica cada color sobre la imperfección que se quiera atenuar (rojeces, venas, granitos, manchas, etc.) para que desaparezca por completo al aplicar la base de maquillaje.
– Prebase: con el efecto que busquemos (fijadora, antibrillos, correctora, etc.)
– Base de maquillaje: puede ser en formato fluido, así como compacto o en barra, pero lo fundamental es que sean cubrientes desde la primera pasada y en fórmulas de larga duración. Aplicadas con brochas como la lengua de gato o la kabuki, permiten obtener un acabado muy sellado, que se puede hacer algo más natural terminando con una esponja o una mofeta.
– Contorno: los maquillajes más cubrientes pueden llegar a dejar los rostros «planos», sin volúmenes, con lo que conviene realizar un ligero trabajo de «contouring». No olvides dar un toque de iluminador en los puntos estratégicos del rostro para conseguir un acabado más jugoso y evitar el efecto «acartonado».
– Polvos matificantes: para sellar el acabado de cada producto conviene aplicar una capa de polvos que eviten que los brillos afloren con el paso de las horas.