—¿La decisión de suprimir el servicio de radio taxi a partir del 6 de septiembre no tiene vuelta atrás?
—Si conseguimos paralizarla en el TSJA no tiene sentido seguir con el cierre. Pero si lo hemos acordado en la asamblea es porque no podemos pagar la sanción de la Agencia de la Competencia. La única manera es pedir un crédito y disminuir los gastos de personal que acarrea radio taxi. No es una decisión alocada ni pretende fastidiar a nadie. Sólo responde a motivos económicos.
—¿Le parece que es proporcionada la medida en comparación con los clientes que se van a ver perjudicados por el cierre de radio taxi?
—Es tan proporcionada como la sanción. Lo diría cualquiera que no mire al taxi con odio. En todo caso, no nos sancionan por tener «listas negras» ni grabaciones. Lo que pasa es que somos la percha de los guantadas.
—Pero, ¿habría bastado con que cada asociado pagase 240 euros para liquidar la sanción y salvar así radio taxi?
—Claro. Si son unas 115.000 euros las dos sanciones, entre los 496 socios sale a 232 euros a cada uno. Pero nos negamos a pagarlas porque son injustas. Es como preguntarle a los vecinos de «Fuenteovejuna» por qué mataron al comendador. El nuestro es un sector débil e indefenso y hay personas que juegan con nuestro trabajo. El del taxi es el único medio de transporte que no cobra por adelantado. El 0,5% de las personas que piden un taxi lo abandonan sin ningún motivo y no es porque tardemos mucho.
—¿Cuánto dinero calculan que han perdido por estas prácticas?
—No lo sé. Pero si cada taxista tiene dos servicios nulos por jornada y trabaja 24 días, multiplicado por 3,50 euros, al final es mucho dinero. Imagine lo que es ir a Cerro Muriano, cubrir 17 kilómetros, y encontrarte con que no hay nadie. Nadie que no trabaje en el taxi conoce el mal rato, el sofocón y la impotencia que se sienten. El tiempo que yo he empleado es impagable. Eso es más que 3,48 euros o un servicio a Cerro Muriano.
—Después de todo lo que se ha montado con la sanción, ¿se reafirma en que es necesario crear registros de usuarios morosos?
—No sé a qué se refiere.
—Me refiero a tomar medidas contra los clientes que les dejan colgado.
—Evidentemente que es necesario, sigue siéndolo y se hace en toda España. Se va a hacer de otra forma. Próximamente, vamos a demandar por lo civil a las personas que tienen estas prácticas. Vamos a defendernos. Si alguien pensaba que puede poner un pie en nuestra cabeza y machacarnos, se ha equivocado. Esto lo que ha hecho es que mejoraremos. Y demostraremos a la Junta de Andalucía, que ha iniciado esta persecución contra el sector, que no cumple con su obligación de defender a todos los andaluces. La única vía que tenemos es que la próxima vez que llame un cliente le recordemos que en una fecha concreta nos pidió un taxi y no lo utilizó. Igual que hace el Telepizza o un fontanero, a los que se les paga el desplazamiento.
—¿Ha hecho algún ejercicio de autocrítica tras la sanción?
—No me voy a flagelar. Lo pudiéramos haber hecho de forma parecida con el mismo fin. Hacemos lo mismo que cualquier radio taxi de España. En todo caso, todo es mejorable.
—Si sólo un 0,5 por ciento de los ciudadanos dejaban colgado el servicio, ¿no le parece injusto que sufra el 95% de los ciudadanos el cierre de radio taxi?
—Actualmente es un 0,5%, pero antes era un 10 por ciento. Por eso, sólo por nuestros usuarios, que nos dan su apoyo, vamos a hacer todo lo posible para no llevar a efecto la decisión de la asamblea. Por lo demás, se han echado en falta apoyos del Ayuntamiento y los políticos. Ha habido algunos apoyos tímidos esta última semana. Todos los concejales se han indignado con la sanción, pero quizás ha tocado una fecha cercana a la campaña electoral y prefieren mantenerse al margen. Creo que se equivocan.
—¿Qué le parece que la Asociación Taxi Mezquita quiera poner un radio taxi alternativo?
—Es mentira. El colectivo lo forman tres taxistas que han sido expulsados de la asociación porque sólo buscan su interés personal. Sólo intentan aprovecharse de la situación.