Con silicona en las cerraduras y cadenas en las puertas de entrada. Así amanecieron ayer varioscolegios de Infantil y Primaria de la capital, y algunos de la provincia. Los directores, ayudados en algunos casos por los padres de los alumnos, tuvieron que solucionar este pequeño sabotaje por su cuenta, ya que en el servicio de Infraestructuras del Ayuntamiento de Córdoba, encargado del mantenimiento de los centros, ni siquiera respondían al teléfono. Esto provocó el retraso en la apertura y la suspensión, en algunos casos, del servicio del aula matinal.
Esto fue lo que pasó precisamente en el céntrico colegio Colón. Fue un padre el que, sin pensárselo dos veces, se desplazó hasta su casa para recoger una segeta y serrar la cadena que mantenía una de las puertas de entrada cerrada.
El cerrajero que acudió a reponer la cerradura, José Antonio Diéguez, aseguró que «a las 9.00 horas ya habíamos recibido 6 avisos para abrir puertas selladas».
Los colegios tampoco pudieron garantizar el funcionamiento del comedor escolar, ya que el personal laboral no estaba sujeto al cumplimiento de servicios mínimos.
En el colegio Fernán Pérez de Oliva, por ejemplo, tenían la comida, pero no sabían si los monitores acudirían a trabajar. La dirección del centro aconsejó a los padres que acudieran a recoger a sus hijos por si al final el servicio no funcionaba. «No es justo. Hoy hay muy pocos niños en clase y con un monitor sería suficiente», explicaba Carmen, una de las madres.
Por otro lado, la falta de transporte escolar impidió que muchos alumnos llegaran a clase. En la capital, esto afectó principalmente a los centros concertados. Mientras que en la provincia la suspensión de las rutas de transporte dejó a muchos alumnos en sus casas. «Más de 200 escolares no han podido venir porque no había transporte», señalaron desde el IES Los Pedroches, en Pozoblanco.
Más docentes que alumnos
Junto a estas incidencias, la otra imagen de la huelga general fue la de los profesores en aulas con pupitres vacíos. Y es que los docentes acudieron mayoritariamente a trabajar, mientras que los alumnos decidieron quedarse en casa. La falta del alumnado fue superior en los centros públicos que en los concertados, que también notaron un descenso de estudiantes.
El seguimiento de la huelga entre el profesorado fue desigual, con centros en los que faltó más de la mitad de la plantilla y otros que sólo registraron la ausencia un profesor. De acuerdo con los datos de CC.OO. y UGT, el 40 por ciento de los docentes secundó el paro en los centros públicos, una cifra que la Junta rebajó al 2,78%. Sin embargo, un sondeo realizado por ABC en una treintena de colegios e institutos de la provincia sitúa el seguimiento entre el 20 y el 25 por ciento.
En el caso de la concertada, el paro fue prácticamente nulo y sólo los colegios San Acisclo y Santa Victoria y Ferroviario paralizaron su actividad. Las patronales de Escuelas Católicas y la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) cifraron el seguimiento de la huelga en un 2,24 y un 1 por ciento respectivamente.




