La historia del Consejo Provincial de Participación Ciudadana va indisolublemente ligada a la figura polémica de su presidente, José Antonio Rodríguez Borrego. Por eso, su relevo ayer al frente de dicho órgano al cabo de casi diez años representa poco menos que un hito histórico, teniendo en cuenta que ni cuando más se ha cuestionado su gestión, el equipo de gobierno de la Diputación ha prescindido de él. Las dudas sobre su contratación han planeado desde el primer día y llevaron al PP a pedir la fiscalización de los gastos que realizaba.
Ya en junio de 2001, la creación de un cargo directo «ad hoc» a la Presidencia permitió recolocarlo como presidente del Consejo de Participación Ciudadana días después de cumplirse su contrato temporal de trabajo en un centro de Cerro Muriano.
Ayer, aprobado ya un nuevo reglamento, se acordó la constitución de un nuevo consejo presidido por María Eugenia Ruiz-Gallegos Zamora, que se ha declarado amiga de quien fuera estrecho colaborador de Rodríguez Borrego, el portavoz del PSOE, Antonio Ruiz. Se va, pero es como si no se fuera, pues seguirá al frente de un organismo de nuevo cuño que ha sido subvencionado por la Diputación, pese a las dudas jurídicas, la llamada Unión Consejo Provincial de Participación Ciudadana.




