El Girona, en cuanto a marca, ha dado un paso al frente esta temporada. Siguiendo las infuencias del gran FC Barcelona, ha decidido aglutinar a la mayoría de los equipos de su ciudad bajo su nombre, que exporta a disciplinas como el baloncesto o el hockey patines. Con todo, su fuerza sigue estando en un club de fútbol que se ha empeñado en seguir creciendo.
Así, al menos, lo entiende su mecenas Josep Delgado, quien le ha aportado una importante estabilidad institucional y económica. El empresario catalán tiene previsto hacerse con la mayor parte del paquete accionarial del club (al estilo José Romero en su momento) para posteriomente ponerlo en el escaparate.
Evidentemente, para conseguirlo también depende de un rendimiento deportivo que en este curso está siendo el apropiado. Tras algunas fases de duda, la escuadra rojiblanca se encuentra en la zona templada y hasta mira muy de cerca a los puestos de «play off».
En parte, el mérito se lo lleva el entrenador Raúl Agné, quien ha regresado tras vivir una extraña etapa en Huelva. En ese mismo tiempo, el Girona necesitó de una agónica salvación para permanecer en Segunda, algo que finalmente consiguió. Por eso, hoy respira tranquilidad.Con todo, por la zona de Montilivi existe cierto resquemor. Hace dos temporadas, ya firmó una excelente primera vuelta y al final terminó desinflándose y casi mirando la hora.
Entre futuro y pasado está el presente, que enseña a un equipo que atraviesa por un momento dulce de resultados. Hace dos semanas venció en el Mini al Barça B y en su última cita doblegó al lanzado Numancia. Sólo son pequeñas muestras de lo que se le avecina al Córdoba. El Girona ha sabido rodear a su bloque de las últimos años con jugadores experimentado como Moha o Jandro, así como el aún prometedor Tébar.
