Los rollos de pelo de conejo llegaban a finales del siglo XIX a la única fábrica de fieltro de Córdoba en la calle Agustín Moreno. Fue allí donde el empresario gaditano José Rusi Bouzón, tras formarse en Sevilla, decidió instalar con más de 30 trabajadores esta factoría de sombreros. Con visión, este emprendedor que había visto cómo se extinguía la fábrica de Sánchez Peña, decidió vender sus propios productos y en 1903 arrienda el local de una coqueta sastrería en la calle Ambrosio de Morales. Con estanterías de palillería, mesa de mármol y pie de forja blanca, acompañados por un gran espejo, daría vida a la primera sombrerería Rusi ese año. Poco después, el local pasaría a fusionarse con la casa de al lado haciendo esquina con Conde Cárdenas, por lo que este local se convertiría en el número 1 de esa calle.
Rusi, al año de abrir al público este establecimiento, decidió abrir otro en la calle Gondomar, actualmente regentado por Rafael Fernández, sobrino nieto del fundador José Rusi. Sin embargo, el más antiguo fue precisamente esa sombrerería de Conde de Cárdenas donde estuvo José Rusi hasta que falleció en 1926. Su único hijo no pudo quedarse a cargo del negocio por lo que sus herederos fueron su mujer Aurora Vázquez, que se quedó al frente de este local, mientras a la hermana de José Rusi y a sus sobrinos les dejó el establecimiento de Gondomar, la abuela del actual Rafael Fernández.
Volviendo a Conde de Cárdenas, la viuda de Rusi le dejó en herencia el local a sus sobrinos Mario y Manoli Roldán Vázquez que se hicieron cargo del negocio hasta que esta última decidió en los años 70 emigrar a Holanda y vender su parte a su hermano Mario, padre del actual propietario.
Desde entonces, Mario Roldán regentó el negocio hasta 1984 llevando con maestría el taller, de la mano de otro maestro sombrerero, José Miranda, que más tarde montaría su propia sombrerería. Las viejas hormas de madera maciza de olivo, las herramientas y los fieltros siguen intactos en este pequeño taller capaz de lanzar sus sombreros a todo el mundo. Paquetes que van a Londres, Verona Suiza se apilan en la entrada de esta sombrerería, con sabor añejo en su mobiliario y las grandes losas de mármol blanco, que aún trabaja por encargo y a medida.
Cada año, con un stand en el Salón Internacional del Caballo (Sicab) le surgen encargos de Europa y América, por su forma manual de hacer estos sombreros. Son muchos los rejoneadores como Domecq, Guardiola o Peralta los que les encargan sus sombreros, después de que desapareciera la sombrerería jerezana. Entre las anécdotas que cuenta Mario, recuerda que uno de los famosos que pasó por esta casa fue el periodista Luis del Olmo, que en palabras de Mario, «ha sido la cabeza más grande que he tenido que medir». Enrique Ponce y José Luis Moreno son clientes habituales.