F. O.
La familia de la pequeña Alba posa en una calle de Cabra
¿Quién pudiera haber pensado hace tan sólo unos años que podría llegar a realizarse un trasplante de la propia sangre de una persona para ayudarle a salvar su vida? Hoy en día sí es posible gracias a los avances que experimenta la ciencia, a pasos agigantados, sobre todo en el campo relacionado con la investigación en células madre. Tanto es así, que los doctores que trataron a la pequeña Alba Ramírez Molina —la primera persona en recibir un autotrasplante de células de cordón umbilical en España— ya iban por delante del diagnóstico para la curación del tumor cerebral que padecía y para el que se le venían aplicando los correspondientes ciclos de quimioterapia que, a su edad, la convertían en una «niña burbuja», al destruir su sistema inmunológico.
Según narran los padres de la niña, nacida un 9 de febrero de 2007 en Cádiz, Santiago Ramírez y Teresa Molina, y que hoy residen en Cabra, el equipo médico del hospital Niño Jesús de Madrid inyectó las células madre que se encuentran en el cordón umbilical de la menor —que había sido criogenizado en el momento de su nacimiento y que se encontraba en un banco en Bélgica— a través de un catéter, en la última sesión de quimioterapia que le fue aplicada, para así regenerar las defensas.
Este tratamiento, realizado en el mes de julio de 2009, fue posterior a una intervención quirúrgica realizada en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, unos ocho meses antes para extraerle el tumor, aunque quedó un resto que necesitaba de un tratamiento especial, según se apreciaba en la resonancias magnéticas.
Criogenizado
La providencia quiso que Santiago Rodríguez, profesor de informática y gran aficionado a todo lo relacionado con la investigación científica, decidiera guardar el cordón umbilical de la pequeña a unos 196 grados bajo cero, requiriendo los servicios de un banco privado (Crio- Cord), cuyo director general, Guillermo Muñoz, explicó ayer a ABC que «a día de hoy, un cordón umbilical puede durar almacenado unos 23 años», y sólo se utiliza una vez para extraer las células madre a través de la sangre. Las mismas que han ayudado a la pequeña Alba en su curación. Casi dos años después, la pequeña hace una vida normal en Cabra (este pasado fin de semana ganaron hasta un premio en un desfile de Carnaval) y cada resonancia a la que se somete verifica que el tratamiento ha funcionado.
