Manuel Heredia, propietario de Cortijo de Suerte Alta, empresa de aceite ecológico de Albendín, pedanía de Baena (Córdoba), cogió el avión en el aeropuerto de Tokio el viernes 11 de marzo, apenas una hora antes del terremoto. Hasta que no aterrizó en París no se enteró del desastre.
Junto a responsables de otras 15 empresas andaluzas, había participado en la principal feria agroalimentaria del mercado asiático, Foodex, que comenzó el 1 de marzo y terminó el 4 en el Nippon Convention Center de Tokio. Era su primera visita a Japón y decidió quedarse una semana más para ultimar contratos con importadores locales y viajar por el país.
El resto de la misión organizada por Extenda, la agencia de comercio exterior de la Junta, regresó al finalizar la feria, entre ellos el presidente de la Denominación de Origen Baena, Francisco Núñez de Prado.
«El día del terremoto salimos en avión, embarcamos a las 13.30 horas y no nos enteramos de nada. Nos salvamos por los pelos», comenta el empresario. Recuerda que justo cuando estaba a punto de entrar en la aeronave, «el finger pegó un salto, como si se hubiera producido una colisión». Ante las caras de susto de los viajeros, los japoneses «miraban y se reían. Nos decían que pasaba de vez en cuando y que ellos estaban acostumbrados a los movimientos sísmicos», comenta el empresario.
Cortijo de Suerte Alta, presente en varios países de Europa, en Estados Unidos y en Canadá, ha empezado este año a abrirse al mercado nipón. El aceite de oliva, que inicialmente entró en el país del lejano oriente para usos cosméticos, cada vez está más presente en la sofisticada gastronomía nipona, por ejemplo, para preparar tempuras.
Consorcio de Jabugo es otra de las empresas que participaron en esta misión comercial. Su caso es distinto: presente en aquel país desde 2002, Japón es el principal mercado exterior para sus productos derivados del cerdo ibérico y representa el 40% de sus exportaciones (2,8 millones de euros en 2010). la empresa onubense distribuye sus carnes frescas y congeladas, embutidos y jamones principalmente en Tokio y Kobe, al sur de la isla, aunque otros distribuidores los reparten por todo el país.
Ibéricos
Frente a la incertidumbre y el caos generados tras el desastre, Juan Luis Galván, director de exportación de Consorcio de Jabugo, afirma que «el negocio con Japón sigue en pie». «No se ha anulado ningún pedido y esta misma semana nos han llegado pagos. Los importadores siguen cumpliendo. Hoy mismo me han preguntado por u n pedido que está en Barajas para ver la manera de hacerlo llegar, y mañana (por hoy) sale otro pedido nuestro vía marítima hacia Kobe». Es su sorprendente testimonio. Los japoneses son muy amantes de las carnes infiltradas, como la de porcino ibérico, por la penetración de grasas en la masa muscular del animal. Los ibéricos están muy adaptados a su gastronomía y se usan para platos como el «chabu-shabu», una especie de fondue que se realiza con agua hirviendo; el «tonksu» (empanados) o el «teppanyaki» (a la plancha).
Agro Sevilla, la primera exportadora del mundo de aceitunas de mesa, con una facturación de 151 millones de euros en 2010, de los que el 95% son ventas en el exterior, es una de las empresas andaluzas más asentadas en Japón, donde está presente desde hace más de 15 años. Finbarr González O'Sullivan, su director de Marketing y Comunicación, señala que el japonés no es uno de los principales mercados de la empresa sevillana por volumen, pero sí es una referencia por su exigencia de calidad.
La directora general de Extenda, teresa Sáez, señaló ayer que se prevé un «parón lógico» del comercio con Japón, aunque espera que se mantengan «las previsiones de futuro».




