El teatro y las artes escénicas españolas vivieron ayer su gran noche con la entrega de la decimocuarta edición de los premios Max, que reunió en el Gran Teatro de Córdoba a los mejores actores, productores y directores. La compañía Kamikaze se alzó como la gran triunfadora de la sesión con siete estatuillas por «La función por hacer», entre ellas las de mejor obra, mejor director de escena, mejor texto y mejor actriz y actor de reparto.
Era el reconocimiento para un texto que adapta el espíritu de un clásico del siglo XX, «Seis personajes en busca de autor», de Luigi Pirandello, y que se ha alzado como una de las más interesantes de las producidas en los últimos meses.
Fue en el transcurso de una noche donde los premiados no dejaron de traslucir la dificultad del momento que vive la cultura y en concreto el teatro en España. No en vano, una de las peticiones constantes fue a los Ayuntamientos para que no demoren el pago a las compañías que actúan en los teatro municipales. La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, acudió a la cita que cada año organiza la Sociedad General de Autores (SGAE), si bien no faltaron voces que pedían la creación de una Academia de las Artes Escénicas similar a la del cine.
La gala no sólo tuvo de cordobés el escenario, ya que entre sus presentadores estuvo el actor Fernando Tejero, protagonista de una serie de escenas de carácter humorístico junto a actores como Natalia Millán, Carlos Hipólito y Toni Cantó.
Miguel del Arco fue el primero en recoger una de las manzanas del premio, como mejor director de escena por «La función por hacer», y no fue la última vez que lo hizo, porque poco después subiría junto a Aitor Tejada para el galardón que reconocía al mejor empresario o productor privado de las artes escénicas, a la mejor adaptación de obra teatral y al mejor espectáculo de teatro.
En los actores, los premios de reparto fueron también para «La función por hacer», con Manuela Paso y Raúl Prieto. Los protagonistas sí estuvieron más repartidos. La veterana Vicky Peña recibió la preciada distinción por «Marburg» y Carlos Hipólito lo hizo por «Glengarry Glen Ross». La cara menos grata la representó el musical «Blancanieves Boulevard», que tenía candidaturas en once de los premios de la gala y no consiguió ninguna.
La defensa de Antonio Gala
En la sesión del Gran Teatro intervino además el dramaturgo y poeta Antonio Gala, quien no desaprovechó la ocasión para hacer una defensa de la candidatura de Córdoba a Capital Europea de la Cultura.
No todo eran premios competitivos. El momento más emotivo de la noche lo protagonizó el crítico y escritor José Monleón, que recibió el Max de Honor por su importante trayectoria. Antes se había reconocido al Encuentro Teatral Tres Continentes, de Agüimes (Gran Canaria), al Festival Don Quijote de París y al Certamen Coreográfico de Madrid.
Aunque los actores y directores de teatro no son tan conocidos como los de cine, decenas de curiosos se agolparon en el bulevar del Gran Capitán para verlos llegar al Gran Teatro y atravesar la alfombra roja. La presencia de una ruidosa manifestación de funcionarios de la Junta de Andalucía contribuyó en parte a deslucir su presencia junto a la sala.



