Córdoba

Córdoba / PERDONEN LAS MOLESTIAS

#Acampados

Lo que el mundo necesita es, quizás, una acampada permanente en el cerebro. Es decir, en las conciencias

Día 20/05/2011 - 09.40h

El cosmos se divide desde la semana pasada entre quienes acampan en sus inmediaciones y el stablishment. Ahora bien: si usted pregunta quien forma parte del segundo grupo nadie levantará la mano. Ni siquiera el director general de S&P, pongamos por caso. Lo hemos visto estos días: todo el mundo con sus colchonetas y sus sacos de dormir camino del paraíso. No sabíamos, desde luego, que el edén estuviera a la vuelta de la esquina, ni que los pecados del sistema se pudieran escribir a bolígrafo sobre carteles de papel.

Pero ya ven. Una mañana te levantas y se ha montado una revolución del carajo a las puertas del universo. ¿Qué clase de revolución? Averigüe usted. El caso es que ahora todo el mundo tiene claro qué hay que hacer para reinventar este tinglado. Entonces se preguntará usted: ¿a qué diablos hemos esperado tanto tiempo? Cualquiera sabe. Pero anoche mismo la mecha de la insurrección prendía en media Europa a la velocidad de la luz.

Si proclamamos el estado de acampada permanente, ojo con los banqueros. Estos tipos te montan un cajero automático en nada que te descuides y te empapelan la rebelión con comisiones a interés variable. Si quieren el paraíso ya tienen uno fiscal. Lo mismo nos vienen con la historieta de la refundación del capitalismo y estas zarandajas, pero ni caso. Al final, le inyectas dinero público para que el chiringuito no se venga abajo y si te he visto no me acuerdo.

Ayer mismo la UE lanzó un ultimátum para que el Gobierno controle la nómina de los banqueros que, por lo visto, se ha salido de tiesto. Seguramente para remunerar el excelente trabajo de esta banda de desvalijadores. Desde luego, no es fácil arruinar en poco más de dos años el sistema financiero internacional. Pero visto lo visto, todo es cuestión de proponérselo.

Ojo con los altos directivos. Empiezan haciendo méritos y acaban blindándose el contrato. Un alto directivo es un señor que se cree imprescindible y que, además, viaja en clase bisnis. Probablemente, para no mezclarse con el común de los mortales, es decir, con toda esta gente que está empezando a acampar en la periferia del sistema.

Lo extravagante del asunto es que uno ponía ayer la radio (el twitter, más bien) y no había un alma que no hubiera entendido perfectamente el mensaje del 15M. Incluso los dirigentes de esta partitocracia que nos está dejando la democracia hecha una pena. Si quieren acampar en el territorio de los indignados, que empiecen por repartir juego y recuperar el poder como instrumento de cambio y no de supervivencia personal. Por ejemplo.

¿Y adónde nos conduce esta revuelta cósmica? Sinceramente, no lo sabemos. Usted echa a rodar el estado de indignación y cualquiera sabe dónde diablos se detendrá. ¿En la rutina? ¿En la frustración? ¿ En la esperanza? Por definición, una acampada es un estado temporal de ocupación. Y lo que el mundo necesita, quizás, es una acampada permanente en el cerebro. Es decir, en las conciencias. Es decir, en los seres humanos.

amvillafaina@gmail.com

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