Es la estela centenaria de las grandes bodegas y de no pocas empresas familiares. La Confitería Manolito Aguilar de Montilla, todo un referente en la provincia de Córdoba en la fabricación artesanal de dulces de auténtica orfebrería, cumple 125 años en 2011 sabiendo conservar el cariño y la fidelidad sin mácula de varias generaciones de entusiastas clientes.
«En el fondo, de lo que se trata es de que el producto se consuma de inmediato después de fabricado, sin necesidad de ponerlo en oferta y meternos en una distribución que desvirtúa su calidad. Preferimos que alguien lo encargue para hacérselo en el día que lo quiera consumir y, así, invertimos el sistema comercial al uso», puntualizó el gerente y miembro de la tercera generación de propietarios del establecimiento, Rafael Aguilar Portero.
Proyectos
Pese a todo, tan venerable institución local también va a abrir una brecha por la que dejar pasar los aires frescos de las nuevas tecnologías, y trabaja en incorporar la venta por Internet. «Contando con una comunicación directa y habiendo, como hay, unos transportes tan rápidos, prácticamente se puede tomar un encargo y servirlo a distancia conservando su frescura», subrayó.
El 90 por ciento de su producción es por encargo y para servirla en el mismo día que se solicita. Sus mejores pedidos provienen de los pueblos más cercanos y de Córdoba capital, «de donde se desplazan, sobre todo, por los hojaldres y los dulces de “lenguas”, que les apasionan», subrayó Rafael Aguilar.
Además de sus famosos alfajores, otros productos elaborados por esta firma artesanal gozan de una justa fama, como en el caso del pastelón o los rosquitos al Pedro Ximénez, «un artículo que en Montilla es poco conocido, pero por el que nos dieron un premio al mejor dulce de Navidad», pues se trata de productos originales «que, en definitiva, son los que llaman la atención de los profesionales», subrayó el gerente.
Su abuelo Manuel fundó la firma en 1886, con un negocio en la calle Angustias de venta de vinos y chacinas. La confitería se sostiene en el pilar de una plantilla estable de 25 empleados, en su mayoría mujeres, aunque en las fechas navideñas pueden llegar hasta 50 las contratadas. Indisolublemente ligada a la historia local en estos últimos 125 años, el establecimiento ha vivido algunos hitos inolvidables en su largo recorrido, como una medalla de oro en Roma en 1922 por sus alfajores.
