—¿Qué balance haría de los doce años que ha estado al frente de Covap?
—Positivo. Se ha producido un cambio radical en la estructura organizativa e industrial, y en su posición de mercado. Nos hemos convertido en un referente como modelo cooperativo e industrial.
—¿Cómo ha cambiado la agroganadera de Los Pedroches desde que usted cogió las riendas en 1999?
—Hemos abordado inversiones por más de 150 millones de euros. Esto nos ha posibilitado una mejora de las instalaciones industriales. La industria láctea comenzó a funcionar en 2001, el matadero y la sala de despiece en 2005, la industria de piensos en 2007 y los nuevos cebaderos también son de este tiempo. Otro gran salto se dio al formar un equipo ejecutivo de primer nivel. Y el último aspecto es la internacionalización de la empresa. Se ha pasado de no tener presencia a estar en más de 30 países y con más 14 millones de euros en exportación.
—¿Por dónde debe pasar el futuro de Covap?
—Debemos consolidar nuestra marca y conquistar los mercados internacionales. Hay que hacer alguna inversión estratégica para que esta presencia sea uno de los grandes motores de los próximos años. Otro elemento son nuestras alianzas estratégicas con grandes cadenas como Mercadona. Estas alianzas deben ser potenciadas porque aumentan nuestra presencia en un mercado regional y favorecen el conocimiento de Covap como marca.
—¿Se lleva alguna espina clavada, algo que no haya podido hacer?
—La creación de ese grupo agroalimentario andaluz. Agrosevilla, Hojiblanca y nosotros podríamos haber constituido el embrión de ese gran grupo que me llevo en la lista de cosas que debería haber hecho. Impulsar ese proyecto será un éxito para todos y para mí es una pena que no haya sido capaz de conseguirlo en este período de tiempo.
—¿Por qué se va?
—Porque llevo doce años de trabajo y soy el directivo, de primer nivel, que más años he estado al frente de la empresa, junto con el presidente fundador. Hay que saber marcharse y dar el relevo para que otros continúen con una obra tan importante, desde el punto de vista social, político y económico, como la que hace la cooperativa en Andalucía.
—¿Qué va a hacer ahora?
—Estoy pensando en dónde ubico mi trabajo, aunque la jubilación puede ser una opción. Pero probablemente estaré en el mundo de la enseñanza en la Universidad Complutense, donde soy profesor, o como asesor en alguna empresa agroalimentaria.
—¿Cómo debe ser el nuevo director general?
—Tiene que tener un gran sentido de la responsabilidad y una amplia experiencia como gestor en empresas de consumo durante un período dilatado de tiempo. Se va a hacer cargo de una cooperativa con más de 300 millones de facturación, 550 trabajadores y una gran responsabilidad social. Tiene que ser una persona bien relacionada con el mundo de la distribución y con las administraciones del Estado.
—¿Si usted fuera su sucesor qué es lo primero que haría?
—Fortalecer nuestra estructura comercial e internacional. También se deben plantear algunas actividades que no nos han dado buenos resultados en estos años, como es el centro de cría de terneros o la organización del matadero y la sala de despiece. El próximo director tendrá que atender a todo esto muy de cerca.
—¿Qué ha sido Covap para Miguel Ángel Díaz Yubero?
—Mi vida. Me ha dado la oportunidad de realizar un proyecto empresarial partiendo desde unas bases débiles y hemos conseguido hacer realidad un sueño. De la cooperativa que conocí en 1999 a la que dejo en 2011 hay un mundo de sueños realizados.



