La ciudad de la paz, la convivencia y la conversación vela sus armas sin renunciar a ninguno de sus pilares. San Sebastián, una de las grandes favoritas desde los primeros compases de la lucha por la Capitalidad Cultural, afronta la última parte del trabajo más segura que nunca de su proyecto y buscando proteger a la candidatura de la incertidumbre generada tras la llegada de Bildu al Ayuntamiento por las elecciones del 22 de mayo.
Su gerente, Santiago Eraso, explicó que la ciudad vasca ha presentado ante el Comité de Selección un documento «mucho más pragmático», pero tiene las mismas bases de la cultura para la educación y la convivencia. Se expresaba a través de tres verbos, que resumían y daban sentido a todo el proyecto. Así, convivir expresaba la voluntad de reconciliación social y de superación de los conflictos en una tierra azotada por el terrorismo de ETA.
Era la forma en que San Sebastián se despegaba el estigma de la violencia y lo convertía en un argumento a favor. Conversar, por su parte, expresaba la existencia de dos lenguas, el español y el euskera, mientras que la confluencia expresa la localización geográfica de la ciudad, en un territorio fronterizo que para Santiago Eraso es «la gran vaguada occidental que permite que las circulaciones humanas atraviesen la Península Ibérica». Esto permite relacionar a la ciudad con España, pero también con ciudades del sur de Francia como Bayona y Burdeos.
Ahora se han desarrollado, mejorado y ampliado, explicó Santiago Eraso, los laboratorios participativos para dar a conocer mejor el proyecto a la sociedad, que ha participado «activamente en la elaboración de los ciudadanos». «En un porcentaje muy alto, los documentos, tanto el primero como el segundo, están hechos a partir de los conocimientos y experiencias recabadas en diferentes sesiones de trabajo amplias y contrastadas con un espectro amplio y transversal» de interlocutores, resumió para descartar que sea un texto «de un gabinete de especialistas».
Su proyecto es sobre todo el de la cultura entendida como formación más que como exhibición. Por eso se plantea crear «un mecanismo de plataformas educadoras», que sirva para desvincular la imagen tradicional de la cultura vinculada a la contemplación. Por eso no depende de la construcción de grandes infraestructuras para llevar adelante su idea. Sí pretende convertir la antigua Tabacalera en un centro audiovisual y abrir un espacio para la investigación sobre la gastronomía y la alimentación, aunque más vinculado a la tradición que a la alta cocina.
Como para otras aspirantes, para San Sebastián también ha sido importante el trabajo realizado en los últimos años. El Rompeolas, la fiesta de cultura amateur, se ha consolidado como una de las citas claves en la ciudad, y seguramente los laboratorios seguirán en marcha si la ciudad vasca no consigue la designación dentro de ocho días.
Santiago Eraso, satisfecho con la visita del jurado, pronostica una elección muy reñida, que se decidirá «por milímetros en una carrera o por la suerte de un gol más o menos acertado en el último minuto» dado que para él todo el mundo ha hecho trabajos de calidad, aunque muchos señalen a San Sebastián como favorita. «No creo que haya grandes diferencias. No partimos de que somos mejores ni peores, ni estamos en mejores condiciones que las demás», resumió, pese a que la presencia de artistas y personalidades independientes mereció notables elogios del jurado durante la preselección del mes de septiembre.
De las seis finalistas por la Capitalidad Cultural, San Sebastián fue aquella sobre las que se ciñieron más dudas tras el resultado de las elecciones municipales del 22 de mayo. El partido más votado fue Bildu, para muchos heredero de Batasuna. No sólo condicionaba el proyecto, sino que suponía la salida del hasta ahora alcalde, el socialista Odón Elorza, principal impulsor de la candidatura.
Santiago Eraso aseguró que se seguirá contando con él por su implicación y personalidad. De hecho, entregó el bastón de mando al nuevo alcalde, Juan Karlos Izagirre, vestido con una camiseta de la candidatura. Para el director del proyecto, la irrupción de Bildu es una buena noticia. «Fortalece la hipótesis central de nuestro proyecto, que es que frente a la complejidad en la que se construye Europa y España el País Vasco es un paradigma de convivencia que hay que desarrollar invirtiendo más en educación y en cultura», remachó, para después insistir que el relevo en el Ayuntamiento donostiarra ha hecho esta tesis «más real que nunca».
Comprobación
El propio jurado de 2016 solicitó durante su visita a la capital guipuzcoana hablar con los miembros de Bildu todavía no se había celebrado la investidura para conocer su intención respecto a la candidatura a Capital Europea de la Cultura y recibió de ellos el apoyo al proyecto, aunque este respaldo no se había producido hasta entonces por parte de los partidos de este ámbito ideológico.
Al margen del trabajo de la candidatura, la ciudad puede presumir de un notable músculo cultural. Su patrimonio no es espectacular, pero la buena conservación de su aire romántico, desde los grandes palacios hasta la playa de la Concha, conforman uno de los paisajes urbanos más hermosos de España. Es la base que contrasta con una ciudad moderna que tiene como referente el Palacio Kursaal, proyectado por el arquitecto Rafael Moneo con un auditorio para 1.800 espectadores.
La ciudad tiene además el privilegio, desde hace más de medio siglo, de convertirse cada año en una de las capitales de la cultura mundial, aunque sin declaración institucional mediante. Se trata del Festival de Cine de San Sebastián, que se celebra cada mes de septiembre y que ha visto pasar a muchos de los nombres más importantes en la historia del séptimo arte, como Alfred Hitchcock o Audrey Hepburn. Las estrella siguen hoy acudiendo a un festival que muchos directores escogen para el estreno mundial de sus películas, y que podría multiplicarse si la ciudad vasca, con su voluntad de resolver el conflicto como gran arma cultural, consigue el objetivo de 2016.




