Actores aficionados representan en el Cerro del Castillo de Aguilar distintos pasajes históricos de los siglos XV y XVI
Día 24/07/2011
Las más que centenarias piedras de la antigua fortaleza de Poley volvieron a cobrar todo su vigor durante las noches del viernes y el sábado. Por ellas estuvieron deambulando, como si no hubiese pasado el tiempo, todos los personajes que llenaron la historia de uno de los señoríos con más empaque del reino de Castilla, el de Aguilar.
Entre las murallas del castillo paseó de nuevo Alonso Fernández de Córdoba, el señor de aquellos territorios entre los siglos XV y XVI. Los centenares de visitantes, que llenaron cada uno de los pasajes teatrales, conocieron de cerca el momento en que se fraguó la construcción de la fortaleza en la cima más alta del cerro que se divisa desde buena parte de la campiña. El castillo llegó a ser uno de los más grandiosos con una impresionante torre del homenaje que se llegó a catalogar como la más grande de Andalucía.
Precisamente en ese lugar, donde se sitúa la sala del homenaje recuperada con las últimas excavaciones arqueológicas, el público se encontró de lleno con la magna visita de Sus Majestades los Reyes Católicos, que llegaron hasta estas tierras para conocer las cuitas y enfrentamientos entre el Señor de Aguilar y el Conde de Cabra. Querían apaciguar los ánimos y hacían auténtico encaje de bolillos para contentar a unos sin despertar las iras de los otros.
Junto a estas escenas y, sin dejar de pasear por los restos de la fortaleza, aparecían a su paso fantasmas y figuras que hablaban sobre acontecimientos de la época. Las mismas piedras cobraron vida para poner de relieve los peligros del lugar.
Y además de la cercanía con los señores y los reyes, el público paseó por entre una auténtica procesión de Jueves Santo en la que se originaron las terribles revueltas de los arrabales de Córdoba que enfrentaron a las comunidades judía y cristiana. Hasta allí tuvo que trasladarse don Alonso para sofocar la situación. O también la historia de la pequeña Isabel de Solís, una niña que fue capturada por las tropas moriscas en Aguilar y que llegó a ser reina de Granada bajo el nombre de Soraya.
Y como no, otro de los personajes históricos de Aguilar, sor Magdalena de la Cruz, la monja que llegó a ser consejera del emperador Carlos V. Con el tiempo se demostró que era una embaucadora y terminó pasando de santa a bruja, muriendo en el más absoluto de los olvidos.
Durante aquellos años eran habituales los episodios de brujería. Por eso entre los claros del bosque se contempla un auténtico aquelarre en el que se ofrece el cuerpo y el alma a las fuerzas del mal mediante distintos tipos de ritos satánicos.
Entre los episodios más lúgubres, la narración de la muerte de don Alonso luchando en la sierra Bermeja contra el moro y el traslado de su cuerpo hasta Córdoba.
Espectáculo y patrimonio
Este itinerario teatral permitió conocer el avanzado estado de los trabajos de recuperación que se están llevando a cabo en la antigua fortaleza. El recorrido finalizó la noche del sábado en una impresionante cena medieval que sirvió para poner olor, sabor y aroma a todas las historias conocidas en el transcurso de la visita al castillo.
Más de cien actores participaron en esta Noche de la Media Luna que se ha convertido en uno de los principales reclamos culturales del verano en la zona sur de Córdoba. Para los que no pudieron entrar a la representación quedó la posibilidad de disfrutar del mercado medieval dispuesto en las calles adyacentes a la Parroquia del Soterraño.
De este modo se ha conseguido que, durante unos días, Aguilar se haya envuelto en un halo misterioso de historia y señorío.



