Ya puede comenzar la fiesta. A falta sólo de que lleguen los peregrinos de Montilla y Puente Genil, toda la provincia es un gran albergue con huéspedes americanos del norte y del sur, africanos, asiáticos, europeos y australianos.
Ayer fue el día del encuentro de los jóvenes que participarán en la Jornada Mundial con quienes serán su familia hasta el lunes, cuando partirán a Madrid. Fue el día de la bienvenida, la del «reparto» de peregrinos en casas, aunque también en iglesias y pabellones que se convierten en improvisados hostales. En La Compañía, una capilla hace las veces de dormitorio con sacos de dormir en el suelo, un salón parroquial sirve como comedor en el que los vecinos de la feligresía ayudan como cocineros y el patio se ha convertido en un cuarto de aseo con alcachofas y mangueras para ducharse en bañador.
De un lado a otro se paseaban peregrinos franceses con el champú en una mano y la toalla en la otra camino del patio después de un día en autobús. Forman parte de «Anuncio», un movimiento religioso y cultural que reúne a jóvenes de distintas nacionalidades cuya misión es proclamar que Dios es Amor.
Florent Sermage es uno de los jóvenes que anunciarán el Evangelio por las calles de Córdoba desde hoy. «Nos presentamos a la gente, hablamos con ellos, les escuchamos y compartimos nuestra fe», cuenta Florent. Y no encuentran dificultad para conseguir que les dediquen unos minutos, en los que también se aprovecha para «rezar con ellos» y preguntarles el nombre y así poder pedir a Dios por esas personas el resto de la semana.
Junto a este grupo de peregrinos franceses llegaron ayer otro muchos a la capital y los pueblos. Pozoblanco es uno de esos lugares en los que el recibimiento fue masivo y un hito en la localidad, pues acogió ayer a 200 peregrinos coreanos. El pueblo se ha preparado para acoger a estos viajeros, procedentes de la diócesis de Seúl, que llegan para conocer las tradiciones de la comarca y para hacer estación de fe en los dos principales pueblos de Los Pedroches, Villanueva de Córdoba y Pozoblanco.
El recinto ferial estaba engalanado y preparado para acogerlos. Los futones (colchones de estilo japonés) de colores, que servirán para reposar y descansar después del viaje, ya estaban sobre el suelo de la Caseta Municipal de Pozoblanco, un lugar diseñado para la fiesta que ahora se adapta para salvaguardar el camino hasta el encuentro con el Papa.
En la puerta del atípico barracón una pancarta con el logotipo de la Jornada de la Juventud reza: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe». Un mensaje de bienvenida que es el lema de la Jornada Mundial. Banderas coreanas, farolas engalanadas para la ocasión, y carteles en coreano para que los visitantes se sientan como en casa son algunos de los detalles que los organizadores han predispuesto para la comodidad de los viajeros. Además, la pista deportiva aledaña al salón de actos será el sitio habilitado como comedor.
El viaje de los coreanos ha sido preparado a conciencia y se ha ajustado hasta el último detalle. El mes pasado ya estuvieron en Pozoblanco varios representantes de la diócesis de Seúl para conocer las instalaciones donde se han alojado los jóvenes y religiosos que han llegado con ellos.
En la capital, la plaza de la Compañía ya luce banderas y colgaduras pontificias y con los colores de la JMJ para el festival «Anuncio» de hoy. En el estadio de El Fontanar continuaban ayer los preparativos de montaje de carpas y escenario para la vigilia del domingo y la misa del lunes.
