La Orquesta de Córdoba no vive con holgura. Cuando está cerca de cumplir sus primeros veinte años de vida y disfruta de un considerable éxito del público que aplaude sus conciertos y llena casi siempre el Gran Teatro, la formación sinfónica vive unos momentos en que la incertidumbre económica y los continuos recortes de los últimos años comienzan a amenazar su equilibrio y su futuro.
La situación preocupa en las dos instituciones que forman el consorcio que da vida a la Orquesta: el Ayuntamiento de Córdoba y la Junta de Andalucía. De entrada, el Consistorio, según ha podido saber ABC, ya trabaja en la búsqueda de soluciones para hacer frente a la delicada situación, agravada por un hecho. En mayo pasado, el anterior gobierno municipal retiró unos 80.000 euros para transferirlos a otros gastos municipales, con lo que comprometió un presupuesto que ya de por sí venía ajustado al máximo.
Por lo pronto, los menguados presupuestos ya han comenzado a afectar a su temporada de abono, cuyas entradas se pondrán a disposición del público en los próximos días. El poco presupuesto de que dispone la formación sinfónica ha obligado a limitar al máximo la presencia de solistas en el programa. Sólo habrá dos instrumentistas que cumplan esta función, y ambos serán miembros de la propia Orquesta, cuando en otras ocasiones se ha contratado a prestigiosos intérpretes foráneos.
El máximo exponente de esta situación viene dado por la imposibilidad de afrontar el ciclo completo de las Sinfonías de Beethoven. La formación sinfónica así lo había anunciado, pero el próximo curso sólo podrá interpretar ocho: la Novena no se podrá hacer porque no se puede contratar a un coro ni a los solistas que tienen que interpretar el último movimiento.
Según ha podido saber ABC, la Orquesta de Córdoba tenía previsto contar con un coro polaco que le acompañase en el «Himno a la Alegría» en el recital de clausura de la temporada. Las limitaciones de presupuesto han obligado a la formación a desistir de este concierto, de forma que la integral de las sinfonías de Beethoven quedará incompleta. A este mismo motivo se debe la ausencia de directores invitados, que en las últimas temporadas han copado hasta la mitad de los doce conciertos de abono. Para esta temporada, la falta de dinero obliga al titular, Manuel Hernández Silva, a dirigir diez de las citas. Las otras dos las protagonizarán la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y la Orquesta de Extremadura gracias a un programa de intercambio.
Esta es una de las consecuencias de la política aplicada por el Ayuntamiento de Córdoba y la Junta de Andalucía en los últimos tiempos, que en los últimos años han reducido de forma progresiva su aportación a esta institución cultural. Esto no sólo ha frenado sus proyectos, sino que ha cambiado la realidad de una formación que antes de la crisis ofrecía superávit y podía afrontar, por ejemplo, el pago de una parte de la nueva concha acústica del Gran Teatro.
Pasos atrás
El año 2009 se llegó al techo presupuestario, con una cifra de 3,13 millones de euros, que aportaban a partes iguales las dos Administraciones, a razón de 1,56 cada una. Esto hacía posible afrontar nuevos proyectos y que la formación continuase creciendo, tanto en la calidad de su oferta como en su corta plantilla.
Quien primero dio un paso atrás fue el Ayuntamiento de Córdoba, que para 2010 decidió bajar su aportación un 4 por ciento, mientras que la Junta de Andalucía la congeló. Esto supuso para la Orquesta disponer de 62.737 euros menos, que sin embargo mejoraron lo que pasaría en 2011.
Para este año, la Administración autonómica redujo su presupuesto para la Orquesta en un 10 por ciento, algo que aplicó al resto de formaciones en las que participa (las de Sevilla, Málaga y Granada), con lo que apenas aportaba 1,4 millones de euros. El Ayuntamiento la mantuvo, pero el resultado era un descenso del 7 por ciento, lo que equivalía a más de 200.000 euros. La situación va pareja a un descenso de los ingresos que la formación obtiene cada año.
Una de las principales fuentes era la contratación exterior, es decir, la participación en festivales y conciertos en otras ciudades de toda España. La mala situación económica general limita sus salidas, con lo que los ingresos tampoco llegan. En los últimos años, la Orquesta tenía unos ingresos presupuestados de entre 3,5 y 3,6 millones de euros, de los que una parte correspondían a las dos Administraciones del consorcio y el resto al trabajo de la formación. Así, la venta de entradas y abonos—con los precios también congelados— puede suponer alrededor de 140.000 euros. Las contrataciones, por su parte, suponían unos 400.000, además del prestigio de la propia institución. El resultado para el pasado 2010 fue de un déficit de 152.970 y de 100.000 para 2009, cuando hasta 2008 ofreció beneficios.
