Córdoba

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La Junta veta las plantas solares en la zona regable del Genil-Cabra

El Plan de Ordenación del Sur de Córdoba impulsa un documento donde sólo se permiten los usos agrarios

Día 04/10/2011 - 09.34h

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El auge de las plantas solares en la provincia ha hecho saltar las alarmas en la administración regional ante la silenciosa «invasión» en las riberas del río Guadalquivir, principales zonas en la que se están asentando este tipo de energías renovables. Desde la Junta de Andalucía se ha puesto la venda antes de la herida y se ha creado un espacio vetado a la instalación de estas plantas solares, que requieren de un gran consumo de agua para su funcionamiento. El Plan de Ordenación del Territorio (POT) del Sur de Córdoba «crea un nuevo plan especial de protección de la zona regable Genil-Cabra que es exclusivo de este planeamiento», informaron a ABC fuentes de la delegación de Obras Públicas y Vivienda. Se trata de un documento vinculante para los 31 municipios afectados por el citado POT y que tendrán que incluirse en sus respectivos planes urbanísticos (PGOU), ya que en la actualidad el «blindaje» ante la proliferación de las plantas de energías renovables no se contempla en ninguna legislación del patrimonio histórico y ambiental, «por lo que en este plan se efectúan unas propuestas de protección que lo amplían desde la perspectiva territorial», según recoge la memoria del POT.

En definitiva, lo que se persigue con esta medida es determinar mediante una normativa que los usos permitidos en la zona regable del Genil-Cabra sólo sean para actividades agrícolas «y muy raramente para instalar pequeñas plantas solares, aunque de forma excepcional y siempre contando con el visto bueno de la Junta», señaló el delegado de Obras Públicas y Vivienda, Francisco García.

Con esta medida se persigue acabar con la venta y cesiones de los derechos de agua de los agricultores que, ante la crisis y la baja rentabilidad del campo, optan por alquilar sus derechos de regadío a los impulsores de la plantas solares para que ocupen sus terrenos y los exploten durante un determinado espacio de tiempo.

Y es que para que un parque fotovoltaico sea viable necesita de un terreno de regadío, en el que el acceso al agua esté más que garantizado. De otra forma sería imposible convertir en electricidad la luz solar, ya que el mecanismo empleado para ello «consiste en el enfriamiento de elementos calentados por la irradiación solar, en su gran mayoría tubos con aceite, que se ponen en contacto con el agua para crear el vapor que mueve unas turbinas y genera así la electridad», explicó a ABC uno de los técnicos encargados de la redacción de este plan para la protección del Genil-Cabra.

Pérdida de usos

Con este procedimiento, el agua no se utiliza ya para regar los campos, sino para la generación de energía, con lo cual se pone en peligro la viabilidad de los suelos con usos tradicionalmente vinculados a la agricultura, que irán desapareciendo paulatinamente ante el auge de las energías renovables y lo rentable que le supone a muchos propietarios alquilar sus terrenos para que se implanten estas plantas. Con este plan de protección, la zona del Genil-Cabra garantiza su continuidad como tierra de producción y de cultivo vinculado a las cosechas agrarias, por lo que se aleja el fantasma de las especulaciones una vez que se agoten los terrenos de ribera y los impulsores de esta industria de energías renovables busquen nuevos espacios en la provincia para instalarse.

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