La factoría Locsa, dedicada a la fabricación de piezas de cobre, dejará de funcionar el próximo 31 de octubre, según acordaron ayer el comité de empresa y la multinacional KME, propietaria de la planta cordobesa. Ambas partes llegaron a un acuerdo en Madrid en virtud del cual la fábrica de Barcelona seguirá funcionando, de manera que se trasladarán a ella al menos doce trabajadores de la que tiene los días contados en Córdoba. «Nuestra pretensión es que el número de personas que se puedan trasladar a Barcelona sea mayor, y la empresa ha dejado la puerta abierta a ello», precisó el presidente del comité de empresa de Locsa, Julio Noci, que recalcó que la negociación con KME se ha basado en la propuesta que ratificó esta misma semana el personal de la factoría.
El acuerdo que alcanzó la plantilla y la compañía evita así la disolución total de la empresa, ya que la planta de la capital catalana no cierra; además, la compañía KME aceptó ampliar los términos económicos de rescisión del contrato que venían fijados en la liquidación de la entidad y que el 6 de octubre se presentó en el registro mercantil. Así, las 92 personas de la plantilla que recibirán indemnización conseguirán que se les abone el equivalente a 45 días por año trabajado con 42 mensualidades, que es lo que establece la ley, además de 500 euros lineales por cada año trabajado. Esta última compensación económica no estaba prevista en el acta de disolución que presentó la empresa, y que preveía un periodo de negociación con los empleados que ayer se inició. Y que concluyó con los acuerdos ya citados. De los 92 trabajadores mencionados, 22 son jubilados parciales, que se van con el 100 por 100 de la paga, y ocho son prejubilados mayores de 55 años, que se marchan «con una indemnización mejor que si se jubilaran», declaró el representante del comité de empresa.
Por otra parte, Julio Noci indicó que «aunque la fábrica de Córdoba cerrará el 31 de octubre, habrá quince empleados que seguirán en ella hasta diciembre, ya que se van a ocupar de realizar el inventario del material».
El presidente del comité de empresa lamentó que las administraciones «no se hayan portado como esperábamos en todo este proceso, porque han dicho en repetidas ocasiones en público que nos iban a apoyar, cuando la realidad ha sido otra, porque nos hemos sentido muy solos en el proceso de negociación con la empresa».
En el primer semestre de este año, Locsa alcanzó tres millones de euros de números rojos y los propietarios ya no estaban dispuestos a poner más dinero. La plantilla pidió sin éxito que al menos la fundición de la planta cordobesa siguiera abierta.