Día 05/12/2011
El padre de Carmen Romero, la joven a la que su exnovio, Manuel García Rama, disparó con una escopeta y le causó graves lesiones cuyas secuelas le provocarían la muerte tres años después, ha decidido finalmente no recurrir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que rebajó la condena de García de 18 a 12 años y medio de prisión.
Según destacó la letrada Carmen Santiago, su cliente y padre de la joven asesinada «no entiende la sentencia» del Alto Tribunal andaluz, pero, aún ha así, «ha decidido finalmente no recurrir» el fallo del TSJA en casación ante el Tribunal Supremo. El alto tribunal andaluz consideró que Manuel García Rama, que fue condenado en un principio a los mencionados 18 años de prisión por un delito de asesinato, es autor de un asesinato, pero en grado de tentativa, estimando así parcialmente los recursos de apelación interpuestos en su día por las defensas de los procesados, enjuiciados en abril.
En el fallo, los magistrados de la Sala de lo Civil y Penal del TSJA reconocen que la muerte de la joven no es en «absoluto independiente» de la gravedad de las lesiones que sufrió a consecuencia de los disparos, si bien consideran que «las cosas pudieron suceder de otra manera». Así, aunque señalan que «no hay motivos para reprochar» comportamientos negligentes ni a la víctima, ni a su madre, ni a los servicios sanitarios, «lo cierto es que no estaba escrito desde el principio que las lesiones sufridas por Carmen habían de causarle la muerte, una vez salvada su vida y estabilizado su cuadro clínico», según consta en la resolución.
Una eventualidad
De hecho, en la sentencia señalan que el shock séptico que sufrió la joven fue una «mera eventualidad» que puede o no producirse en personas con padecimientos «a que tan injustamente fue sometida Carmen Romero». «Manuel García Rama quiso matar e hizo lo necesario para ello, pero no lo logró. Después vino la muerte, pero como resultado remoto no imputable objetivamente a su conducta», por lo que, estiman los jueces, ha de ser condenado como autor de un delito de asesinato pero en grado de tentativa.



