Teobaldo Saavedra y Moratalla

No fueron las Navidades del año 1898 felices para los marqueses de Viana. El primero de sus titulares, Teobaldo Saavedra, aristócrata y político del período de la Restauración, moría el 23 de diciembre en Moratalla, su hacienda cordobesa que quedaría largamente vinculada a la propiedad de los Viana, quienes la engrandecieron y embellecieron.

Teobaldo Saavedra y Cueto era el octavo de los nueve hijos que tuvo en su matrimonio el escritor, político y diplomático cordobés Ángel de Saavedra, duque de Rivas. Teobaldo nació en Sevilla en 1839, fue capitán de Artillería, concejal del Ayuntamiento de Madrid, diputado en Cortes por el Partido Conservador por la provincia de Córdoba y gobernador civil de Madrid.

El marqués de Viana será designado en 1893 senador vitalicio, pasando, al mismo tiempo, a ocupar un cargo gubernamental: presidente de la Junta Superior de la Deuda de Cuba. Este momento representa el cúlmen de su carrera política, que se verá refrendado con distinciones honoríficas, como el nombramiento de hijo adoptivo de La Rambla y Posadas por las gestiones que hizo a favor de esas localidades para el trazado de carreteras.

La gran afición de Teobaldo Saavedra fue la fotografía. Podríamos calificarlo de marqués fotógrafo. Viana era pionero de aquella afición que era una nueva expresión artística. Como autor y revelador de sus propios trabajos, retrató lo mismo a la nobleza madrileña jugando a la rana, paseando en carruaje, montando a caballo o extrañas bicicletas, subiendo a un tiovivo o en familia, que a los humildes trabajadores de Moratalla.

Todas las posibles nuevas oportunidades políticas que se abrían para Teobaldo Saavedra concluyeron con su muerte el 23 de diciembre de 1898, con solo 59 años, en Moratalla a consecuencia de unas fiebres tifoideas. Luego sería enterrado en Madrid.

Moratalla pertenece al término de Hornachuelos. Se alza frente a la confluencia del río Guadalora con el Bembézar. Este afluente del Guadalquivir le origina un tajo que la muestra sobre un promontorio desde el camino que viene de Hornachuelos y sólo permite su acceso en llano desde Córdoba, de la que dista 39 kilómetros. En total, Moratalla tiene una superficie de 8 hectáreas de jardín, 12 hectáreas de huerta y 1.280 hectáreas de finca productiva.

En 1875, Moratalla pasa a pertenecer a la Casa de Viana, al casar la viuda y heredera de su propietario, el marqués de Villaseca, con Teobaldo Saavedra. En este período es cuando se establece, a sus puertas, una estación o apeadero de tren en la línea de ferrocarril Madrid-Sevilla para facilitar la llegada de los numerosos invitados madrileños de los marqueses de Viana.

Igualmente, es en época de los primeros marqueses de Viana cuando Moratalla comienza a adquirir un importante significado en el mundo del caballo, al establecerse en 1893, bajo régimen de alquiler en unas 2.400 fanegas de tierra de la finca, la Yeguada Militar.

A partir de 1902, con el segundo titular del marquesado Viana, José Saavedra, será escenario para el tiempo de ocio y diversión de la corte de Alfonso XIII, embellecida con jardines creados por Forestier que han hecho que se le conozca como el pequeño Versalles cordobés. A ella acudieron el Rey y su familia catorce veces, entre 1908 y 1930. Con la caída de la monarquía en 1931, desapareció la faceta cortesana de Moratalla, pero no su actividad, agrícola y cinegética, que se mantuvo con los terceros marqueses de Viana, Fausto y Sofía.

En 1988, el cuarto marqués de Viana y duque de Peñaranda de Duero, vendió el Palacio de Moratalla al duque de Segorbe, quien ha llevado a cabo una exquisita labor de cuidado y restauración, tanto en los aspectos de jardinería como en los arquitectónicos, para habilitarlo como hotel de lujo. La parte de finca con explotación agrícola había sido vendida anteriormente a la familia cordobesa Martínez-Sagrera.