La actuación de la Junta en el Puente Romano y su entorno (33 millones) impulsó la Ribera
Día 13/05/2012
En la Ribera y su entorno ahora lo que bullen son las cocinas de los negocios de restauración que están revitalizando la zona. Han relevado a las máquinas que durante poco más de ocho años han hecho hervir de actividad este enclave. Y es que la Junta está a punto de terminar el paquete de siete actuaciones que inició en 2004 en este histórico espacio y en el que habrá invertido 33 millones: remozado de la Puerta del Puente; rehabilitación y consolidación del Puente Romano; restauración de La Calahorra; reforma del entorno de La Calahorra; Centro de Visitantes; y obras de la Ribera. Estas dos últimas son las que restan, aunque están en sus compases finales.
En concreto, en dichas obras de la Ribera, sólo queda concluir la remodelación del tramo de la Puerta del Puente a Santa Teresa de Jornet. Obras Públicas espera que esté lista para junio. Una vez finalice, el Ayuntamiento decidirá cómo quedará la circulación en la parte remozada de la Ribera, entre Caño Quebrado y Santa Teresa de Jornet. Es seguro que volverán a pasar los autobuses de Aucorsa y los taxis. Todo apunta a que no regresará el trafico libre, con lo que quedará semipeatonal. Eso dará alas a la hostelería.
En cuanto al Centro de Visitantes, la Junta espera recepcionarlo muy pronto. Luego, lo entregará al Ayuntamiento, que deberá equiparlo. Este complejo será una puerta de entrada de lujo para los turistas al Casco y a la historia de Córdoba. Además, sumará otro atractivo a la Ribera. Eso sí, al cauce del río aún se le puede sacar más partido con otros proyectos. El Ayuntamiento, de hecho, lo tiene en mente.
Dos molinos, en cartera
Así, en marzo, abrió el molino de San Antonio tras rehabilitarlo. Se sumó a otros dos ya recuperados: el de La Alegría (Museo de Paleobotánica) y el de Martos (Museo del Agua, inaugurado en 2006, pero recientemente cerrado al tener una sala inundada). Entonces, el Consistorio mostró su intención de recuperar los otros ocho molinos históricos de la ciudad. Por lo pronto, fijó su vista en rehabilitar el de Enmedio y el de la Albolafia, una vez que la Junta restaure los Sotos.
Ésta interviene en este monumento natural, que va del Puente Romano al de San Rafael, desde marzo para proteger su biodiversidad e impulsar sus valores medioambientales y educativos. Se prevé que los trabajos concluyan la próxima primavera. Tras su limpieza, las labores de poda, desbroce o eliminación de especies exóticas, los Sotos de la Albolafia brillarán con luz propia. Serán un atractivo más que llevará a turistas y cordobeses a la Ribera.
Pero esta zona de la ciudad no sólo tiene joyas medioambientales, sino que próximamente el otro lado del río se dotará con un potente centro cultural que revalorizará el eje del cauce del Guadalquivir: el Espacio Andaluz de Creación Contemporánea —conocido coloquialmente mucho tiempo como C4—. La Junta prevé abrirlo en lo que queda de primer semestre tras una inversión de más de 21 millones. Pese a estar muy avanzada su ejecución, la indefinición de contenidos del proyecto y la lentitud en dotarlo de su costoso equipamiento es ahora su hándicap.
Aunque, al menos, el Espacio Andaluz de Creación está acometido físicamente. La actuación estrella para el eje del río era la construcción del Centro de Congresos en Miraflores, cuya ejecución desechó el Consistorio en marzo por su elevadísimo coste para las arcas municipales. Eso sí, el Ayuntamiento quiere dar un uso al solar destinado al complejo congresual: que albergue un contenedor cultural.
A finales del pasado mes, el alcalde, José Antonio Nieto, reconocía que para la citada parcela «trabajaremos en un uso eminentemente cultural y de proyección de Córdoba». «Buscamos algo que la posicione nacional e internacionalmente», añadió. Pero no ocultó que el Consistorio debe hallar recursos para que se materialice.
El menú de proyectos es interesante. Si las instituciones saben cocinarlo bien, alimentarán a la Ribera y su entorno que engordarán como eje de ocio. Algo que también beneficiaría a la ciudad, ya que una buena oferta de entretenimiento y restauración al borde del Guadalquivir ayudaría a que los visitantes se quedaran más. Y no se puede olvidar que la baja estancia media es uno de los problemas estructurales del turismo local.




