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«Estamos plagados de enchufados»

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Menuda cruzada contra los recortes salariales y los «nombramientos digitales» en la Junta la de esta mujer que tiene unos cuantos trienios en sindicalismo y un discurso sin concesiones

Día 01/07/2012

EN el último pleno municipal se subió al estrado y se puso a repartir mandobles sin paños calientes ni circunloquios. Agarró el micrófono y disparó contra los concejales del cogobierno autonómico a cuenta del nuevo plan de ajuste que vuelve a devaluar las retribuciones de los funcionarios. Ahí fue particularmente mordaz. Sobre todo cuando le recordó al señor Tejada (IU) el giro copernicano de su partido en relación a la «ley del enchufismo», que hasta hace un suspiro, vino a decir, combatía abiertamente y hoy, ya en el poder, comprende y hasta abraza sin pudor. Hablamos de Concha Ramírez, 44 años en la función pública, presidenta provincial del Sindicato de Funcionarios de la Junta de Andalucía (Safja), y, según se ve, látigo de la legión de asesores y paniaguados que pueblan el andamiaje autonómico.

-Son ustedes la piedrecita en el zapato del señor Griñán.

-Yo creo que sí. Y eso es lo que nos piden nuestros compañeros. No nos vamos a dejar asustar ni avasallar por el Gobierno autonómico. Ni por éste ni por ningún otro.

Concha Ramírez (Córdoba, 1948) no es una novata en las lides sindicales. Inspectora auxiliar de transportes, se involucró en el activismo laboral de la administración pública ya en las primeras elecciones sindicales, en 1987, aunque entonces bajo las siglas del CSIF. Desde entonces no ha parado. Sindicalmente hablando. La razón es bien simple: «He sido siempre muy díscola, en el sentido de que si no entiendo el porqué de una situación me rebelo». Y, en efecto, se ha plantado contra lo que considera entrada masiva de personal en la administración al margen de los requisitos que marca la ley.

-¿Qué significa la Ley de Ordenación?

-Consolidar 30.000 enchufados en la administración.

-Un ejército de enchufados.

-Algunos habrá que no. Pero la mayoría sí. Y además están haciendo inspecciones veterinarias y funciones administrativas que, según la ley, sólo pueden hacer los funcionarios.

-¿Enchufar es un verbo muy mediterráneo?

-Pues no sé. Pero muy moderno sí.

-¿Antes no había?

-Alguno habría, pero no con esta profusión. Antes se enchufaba a jardineros o conductores, pero ahora se enchufan a jefes. Estamos plagados de enchufes. Todos los jefes de servicio y todos los asesores.

-¿Y cómo se le pone el cuerpo cuando se topa con uno?

-Ni bien ni mal. Considero que la que está en su derecho de estar y hablar soy yo.

-¿Sueña con la consejera Aguayo?

-No, que va. Sueño con la responsabilidad que tengo de defender a un colectivo que me ha elegido para esto. Es una responsabilidad ética.

La suya es una cruzada contra lo que denomina «nombramientos digitales». Y para ello no para en barras. Tanto que en el pleno municipal no tuvo empacho en enumerar con nombres y apellidos a una decena de cargos socialistas colocados en empresas públicas por méritos estrictamente políticos. Con IU, actual socio de gobierno del PSOE en la Junta, es particularmente crítica. «No se puede estar toda una campaña en contra de la Ley de Ordenación», argumenta en referencia a IU, «y contra los recortes para en cuatro días coger cuatro sillones y decir que sí a todo. Es una vergüenza. No lo digo yo: lo dice Anguita y Rejón».

-¿Qué esperaba del señor Valderas?

-Esperar, esperar, nada. Pero una cosa es lo que se predica y otra lo que se hace.

-¿Por dónde hace aguas la administración?

-Por los políticos. Salvo excepciones no dan la talla. Hemos ido a peor. Tenemos un plantel de representantes públicos con una preparación académica deficitaria.

-¿Tenemos los políticos que nos merecemos?

-No. Tenemos los políticos que se presentan.

-¿Usted vota?

-Sí.

-¿Tapándose la nariz?

-No. Pensando en mi obligación ciudadana en contribuir a que las cosas mejoren. No votar es un derecho pero no te implicas en la vida. Y en la vida hay que tomar determinaciones.

-¿Por dónde hay que meter la tijera?

-Por los políticos. No podemos tener a 500.000 representantes públicos. No nos lo podemos permitir.

Nos recibe en la oficina que el Safja tiene en el Centro de Negocios. Es un pequeño bufete para los dos liberados de que dispone el sindicato. Pero no es un lugar adecuado para la sesión fotográfica. De manera que bajamos para buscar un entorno más apropiado: la Cuesta Luján y la calle Gondomar. «Somos un pequeño sindicato y vivimos únicamente de las cuotas de nuestros afiliados, unos 160 a nivel provincial. No como otros», sostiene irónicamente. En los últimos 20 años han bajado un 40 por ciento su poder adquisitivo, según indica, entre congelaciones salariales y recortes. Y este es su principal caballo de batalla. Según cálculos aproximados, un administrativo cobra en torno a los 1.200 euros al mes y un auxiliar apenas roza los mil brutos. «Estas criaturas cobran unos 680 euros líquidos. Ayer me llamó una trabajadora para ver cuánto le descontaban ahora. A mí me han quitado 300 euros en este último recorte», protesta.

-¿Lo peor está por llegar?

-Me temo que sí. Porque la tijera no la van a meter donde deben. Ahora han dicho que se van a recortar un 7,5% el sueldo de los políticos. ¿Pero de cuánto? ¿De 6.000 euros? Que piensen en lo que les recortan a los que cobran mil euros.

-¿Qué gasto público le escuece?

-El que va destinado a que los políticos vivan como auténticos reyes.

-¿Viven como reyes?

-Hombre: el diputado que menos va a cobrar 3.900 euros. Pero aparte tienen viajes, dietas, ordenadores, coches, despachos, luces, secretarias, asesores. Yo voy en mi coche y me pago mi gasolina y mi ordenador. Los mejores asesores son los funcionarios pero, claro, no tendrían enchufados a cuatrocientos.

-Les tiene usted un poquito de voluntad.

-Porque no se comportan. Tengo ganas de conocer a algún político responsable.

-¿No conoce a ninguno?

-A ninguno. Responsable y que defienda lo que ha dicho en campaña, ninguno. Son estructuras tan grandes que uno manda y los demás obedecen para no perder el puesto. Esa es la diferencia: que los funcionarios trabajan con un puesto que nadie te puede quitar. Sólo entonces eres libre.

-¿Usted se siente libre?

-Yo me siento libre.

Maestra de profesión, pronto se preparó las oposiciones a la administración central antes de que la transfirieran a la autonómica cuando se inició el proceso de descentralización territorial. Empezó en la Delegación de Cultura y posteriormente pasó a Obras Públicas, donde aún mantiene su plaza. «Me gusta trabajar para la administración pública», manifiesta. «Este es un trabajo muy útil para el ciudadano. Somos sus garantes frente a los desmanes de los políticos», argumenta la presidenta del Sindicato de Funcionarios de la Junta en Córdoba.

-Dígame un pecado de funcionario.

-El conformismo. El funcionario es demasiado inmovilista.

-¿Y el pecado de desayuno es un pecado venial?

-Eso no es ningún pecado. Se lo toman hasta los empleados de los bancos también, que estoy harta de esperar en la cola mientras algunas van a la plaza. O sea que no.

-Hay mucho mito.

-Mucho. Es demostrable lo que digo. Personas poco cumplidoras hay en todas las profesiones, pero se hace hincapié siempre en el funcionario. Una excusa para aplicarnos medidas de castigo.

-No todas las profesiones van con cargo al erario público.

-No son tantos los abusos. Hoy por hoy hay mucho funcionario trabajando por encima de sus posibilidades. Muchos no van ni a desayunar y se llevan el trabajo a casa. Pero eso no interesa que la gente lo sepa.

-¿Qué chiste de funcionario no tiene ninguna gracia?

-Ahora no me acuerdo de ninguno. Pero cualquiera de los que usted se pueda acordar.

-¿Se ríe cuando se lo cuentan?

-Sí. Tengo buen humor.

-¿Qué arbitrariedad no se traga?

-Ninguna. Me molestan muchísimo. Siempre se hacen para beneficiar a otro.

-¿Recortar o despedir?

-Vamos a ver: si estuviera en mi mano haría una cosa más ética. ¿Hacen falta 3.000 funcionarios? Pues convóquenlas públicamente sin engaños. Quien la saque suya es. Ahora bien: si no hay dinero para oferta pública de empleo, no se puede consolidar al personal, porque, según usted, no hace falta.

-¿En qué lleva razón la señora Merkel?

-No sé. Estas cuestiones no son de Merkel o de Rajoy. Dependen de otros estadios superiores que son los que aprietan las clavijas a todos los gobiernos.

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