Veinticinco minutos fueron más que suficientes para urdir la estrategia y marcharse del lugar con todo el botín. Fue el tiempo que tardaron los miembros de una banda de ladrones para, sin que nadie se percatase, robar todo el equipaje que F.J.M. y su familia llevaban en el coche. Pero los delincuentes jamás sospecharon que ese asalto sería el último.
Después de diez días de vacaciones, este cordobés y los suyos regresaban a casa y decidieron hacer una parada en la estación de servicio La Dehesa, ubicada junto a la A-45. Les acompañaban varios amigos en otros dos vehículos.
«Al llegar a la gasolinera, me vi obligado a aparcar al fondo de una zona de estacionamiento cubierta porque había un turismo ocupando dos plazas», recuerda F.J.M., que añade que «los propietarios de ese coche no me dieron muy buena espina, pero tampoco quise desconfiar demasiado».
Los ladrones ya habían cumplido la primera parte de su plan: que el vehículo de la víctima quedase fuera de su campo de visión. Después, mientras uno de ellos vigilaba, el otro individuo esperó paciente la señal para romper los cristales del automóvil y sacar todo lo que hubiese de valor.
«Cuando dejamos el restaurante nos encontramos la sorpresa. El coche estaba vacío. Inmediatamente, nos pusimos en marcha. Yo me quedé por las carreteras próximas, mientras que mis amigos se ocuparon de la autovía, unos en dirección a Córdoba y otros, a Málaga», apunta F.J.M. Pero no hubo suerte. Interpusieron la denuncia en el puesto de Antequera y cruzaron los dedos. «La Guardia Civil nos dijo que eran una banda que ya había cometido múltiples robos y que no había manera de pillarlos. La verdad es que eso nos desmoralizó bastante».
Al día siguiente, A.R.P., compañero de F.J.M., le dio la clave para encontrar su equipaje. «Entre los efectos que los ladrones se llevaron, estaba mi iPad. Mi amigo me habló de una aplicación, que se llama ‘Buscar mi iPhone’, que permite conocer su ubicación gracias al sistema GPS. Y yo lo tenía activado».
Desde un ordenador, F.J.M. pudo saber exactamente dónde se encontraba su dispositivo: en la Roda de Andalucía, en la calle Fuente de Piedra. «Avisé a la Guardia Civil y me dirigí hacia esta localidad malagueña. Cuando llegué, los agentes ya estaban allí. Entraron en el domicilio desde donde mi Ipad emitía la señal, y se encontraron con decenas de objetos robados», recuerda la víctima.
En concreto, los miembros de la Benemérita detuvieron a un joven de 26 años y consiguieron recuperar 80 maletas, cinco ordenadores portátiles, medicamentos, ropa, televisores e innumerables enseres personales. La investigación sigue abierta.
«Apenas recuperé un par de polos, pero, al menos, sí rescaté mi cámara de fotos -lo más importante por tener fotos de mi familia-, y mi iPad, sin el cuál el asunto quizá no se hubiera resuelto», concluyó F.J.M.




