
La calle Serrano en obras FOTO: G. D. OLMO
Actualizado Lunes, 19-01-09 a las 20:01
Los monos de obra y las botas de pocero se codean desde primeros de año con las pieles y los perfumes de lujo en la calle Serrano, la conocida como "Milla de Oro" de Madrid. Las obras que ha iniciado el Ayuntamiento de Madrid en esta zona de la capital, que tienen una duración prevista de dos años, han convertido este espacio habitualmente selecto y «chic» de la urbe en un constante atronar de excavadoras y camiones.
La situación para muchos de los residentes es muy molesta. Aceras y plazas de aparcamiento prácticamente han desaparecido. Pero quienes peor lo llevan son los comerciantes, que han visto agravarse la caída de unas ventas que ya se habían visto suficientemente mermadas por crisis económica.
La situación para muchos de los residentes es muy molesta. Aceras y plazas de aparcamiento prácticamente han desaparecido. Pero quienes peor lo llevan son los comerciantes, que han visto agravarse la caída de unas ventas que ya se habían visto suficientemente mermadas por crisis económica.
Manoli es un buen ejempplo de esta problemática. Explica, mientras barre las hojas que se ha acumulado en torno al quiosco que regenta cerca de la calle Ayala, que estos trabajos le están sentando realmente mal a su negocio: "Con la crisis que hay, lo que nos faltaba es esto". Según Manoli, al suprimirrse las plazas de aparcamiento, son muchos los que optan por acudir a hacer sus compras a otros puntos de la ciudad.
«Se vende menos»Igual impresión tiene Enrique. Según cuenta, desde que empezaron las obras, su estanco vende un 45% menos. Enrique se queja además de la falta de información que se está dando a los comerciantes de la zona. "Lo que sabemos lo sabemos por los periódicos. Del Ayuntamiento no sabemos nada", protesta.
Los empleados de comercios más lujosos, los que venden ropa de firma o plumas de lujo, se muerden más la lengua, pero implícitamente reconocen que las obras están recortando los ingresos de los establecimientos a los que trabajan: "Es verdad que los hábitos de los consumidores se han visto modificados". Es otra manera de decir, anónimamente, que sí, que se vende menos.
Pero no son los económicos los únicos perjuicios. Manoli, la quiosquera de Ayala se lamenta: "Esto es insoportable; todo el día con los ruidos". Enrique también vive esto como un cotidiano martirio: "Yo me paso aquí muchas horas y no hay quien lo aguante" A la luz de estos testimonios, se desprende que los comerciantes de la zona no están viviendo estos trabajos con especial júbilo, máxime cuando, tal y como afirma Enrique, "el Ayuntamiento no nos ha dicho cómo va a quedar la calle".

