Dar suerte, un negocio en caída

«La crisis es para todos igual», apunta Antonio Perea, dependiente de la administración de lotería número 8, mientras dispensa un décimo de Lotería Nacional. Y es que las cifras son claras, en Córdoba la venta de Loterías y Apuestas del Estado descendió casi un 3 por ciento en el primer semestre de este año, un dato, por otro lado, con el que Antonio no está de acuerdo.«El Gobierno dirá lo que quiera, pero creo que la caída ha sido mayor, en torno a un 6 por ciento».

Juan Ramírez, cliente de toda la vida de esta administración de lotería, asegura que él no ha notado la crisis. «Como le digo a mi jefe con la subida de la gasolina, yo apostaba mil pesetas todas las semanas y ahora sigo igual, lo que pasa que sólo juego 6 euros. A pesar de la crisis tengo ilusión de que algún día me toque». Por eso, cuando Antonio le da un décimo de Lotería Nacional, Juan le pide que se lo cambie por otro que termine en 49, «es el año en el que nací, a ver si hay suerte».

Todos los administradores de lotería consultados confirman la caída de todos los juegos de azar del Estado, pero sobre todo temen por la Lotería Nacional. Este año es uno de los que menos descendió, sólo un 3,22 por ciento, un dato que sería significativo si no hubiera otros como la Quiniela que cayó un 8,79 por ciento o la Primitiva, que tuvo una bajada del 5,17 por ciento. Y eso por citar sólo algunos de los más populares, porque otros, como el Lototurf, cayeron un 28,46 por ciento respecto a 2009. El temor de los administradores viene por que a partir del año que viene la Lotería Nacional se va a dispensar también por los terminales electrónicos, como el resto de apuestas, por lo que se va a vender en estancos y kioscos. Esto supondrá «un descenso importante para las ventas propias de una administración de lotería, en la cual no podemos vender otro tipo de cosas, como sí hace un estanco, por ejemplo», apunta Estrella Wenceslao, dependienta de la administración número 20.

Pablo Conde, en la administración número 15 de Cruz Conde, coincide con su compañera de profesión y asegura, por otro lado, que «no es cierto que la gente gaste más por la crisis, al contrario, el que antes venía y se dejaba 20 euros cada semana ahora se deja sólo 10».

Los botes de cada juego son los que mueven en la actualidad la iniciativa de los jugadores, sobre todo de los no habituales. En este establecimiento se encuentran Manel y Yolanda, dos turistas de Barcelona que aprovechan su visita a la ciudad para «probar suerte». Estos viajeros manifiestan que no son compradores habituales y que sólo juegan por Navidad o cuando hay algún bote.

A pesar de la bajada en la venta por la crisis, «en los meses de verano se suma el que los clientes no abundan», señala Pablo, quien asegura que se sobrevive por «los turistas que pasan y compran un décimo de Lotería para Navidad». La situación no está mejor para los vendedores de la Organización Nacional de Ciegos de España. David Aguilera, Mariano Herrera y Miguel Ángel Sabariego, cuponeros en el Centro de la ciudad, manifiestan que también han notado la caída de las ventas, aunque reconocen que el estar en Las Tendillas y su entorno ayuda a que se note menos. Sus clientes son habituales, pero gastan menos, apunta David, quien destaca que la coyuntura económica actual hace que «la gente tenga que racionalizar el dinero que tiene y que en lugar de llevarse tres cupones, se lleve 2 o menos». Aunque, como en todo, la crisis sólo es para algunos, porque otros «siguen viviendo igual».