Su situación apartada, a las afueras de Fátima y en línea con la vía del ferrocarril a Madrid, lo hacen un espacio tranquilo e ideal para la práctica del deporte entre sus cipreses, abetos o arbustos, aunque también para prácticas prohibidas en la vía pública que en Chinales se amparan en la oscuridad en la que los gamberros dejan el lugar después de romper las farolas. Sus consecuencias se aprecian a la mañana siguiente de cada viernes o sábado de botellón en el parque al que acuden a diario decenas de personas para correr o dar un paseo.
Vasos para el «calimocho»
Sobre los bancos, bodegones decadentes de vasos de tubo de plástico usados o que sobraron tras beber litros de cerveza, whisky, ron o vodka cuyas botellas quedaron junto a las bolsas de hielo o «volaron» hasta las vías del tren. En el césped más latas de refresco y vasos anchos para el «calimocho». Según el día, también quedan restos de pizza y embutido del festín de cada fin de semana y algunos días laborables en Chinales, según cuentan los vecinos y ha comprobado ABC en varias visitas al parque.
A la suciedad que a menudo se aprecia en los jardines se une, de noche, la falta de luz como elemento disuasorio para hacer deporte. Hay quien sólo acude con luz matinal y, el día que no puede hacerlo prefiere pasar sin correr antes que hacerlo en hora nocturna. Lo explica Paco, usuario del parque y vecino de Fátima que opina que «si rompen las farolas será porque quieren hacer algo que no quieren que se vea». Este vecino habla de botellón, porros y «otras cosas» que no detalla y que, según indica, pasan de medio parque hacia adentro, que es donde la luz escasea.
Cambio de recorrido
En la visita realizada por este diario a Chinales, varias farolas se encontraban sin plafón y sin bombilla, que en un caso colgaba del cable. «Hace un mes que las repusieron y otra vez están rotas», cuenta una vecina, María del Carmen, que advierte sobre la ausencia de policía de noche. «Algunas veces pasa de día, que es cuando menos falta hace», añade un hombre.
Es por eso que en horas nocturnas llega al parque y da la vuelta para continuar corriendo por el Vial Norte, como apunta otros vecinos que aluden, además, a la falta de mantenimiento de las pistas de tierra, con piedras, raíces de árboles y desniveles.Los usuarios consideran que el mantenimiento del parque no es el adecuado pues, aunque reconocen que «de vez en cuando vienen a limpiar», los restos del botellón pueden verse algunas veces pasado el mediodía y hay numerosas papeleras viejas oxidadas sin vaciar.
El lugar sirve, además, para reunión de algunos de los mayores del barrio como Braulio Blasco. «Nos juntamos unos veinte amigos y nos traemos mesas y sillas para jugar al dominó», cuenta a modo de insinuación para que el Instituto Municipal de Deportes acondicione la zona para que los mayores puedan distraerse así o jugando a la petanca en pistas situadas en lugares donde no molesten a quienes corren, cosa que ha solicitado la asociación de vecinos Amanecer de Fátima.
