La Casa Sacerdotal San Juan de Ávila, residencia para sacerdotes mayores, estrena hoy una nueva etapa, con la inauguración y bendición de sus nuevas instalaciones, que mejoran y amplían las existentes hasta ahora. La ceremonia estará presidida por el nuncio apostólico de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, y a ella asistirán el obispo de Córdoba y varias decenas de sacerdotes y canónigos, además del arzobispo de Sevilla y anterior prelado de la diócesis, Juan José Asenjo Pelegrina.
Situada en el ala del Seminario San Pelagio donde hasta hace unos años estuvo la Escuela de Magisterio de la Iglesia y anteriormente el Seminario Mayor, la Casa dispone de capacidad para dar alojamiento a 40 personas, repartidas en 34 habitaciones de las que seis son dobles, aunque todas disponen de una sala-despacho individual para el trabajo de cada uno de los sacerdotes. Frente a lo que sucedía anteriormente, en que su entrada principal daba a la Ribera, ahora estará orientada hacia la calle Amador de los Ríos y será la misma que antes tenía el centro de enseñanza. Cuenta también con enfermería, cuartos de baño adaptados y geriátricos, sala de televisión, patio de recreo y otros servicios destinados a mejorar la calidad de vida de los acogidos, «que no son sólo sacerdotes mayores, sino también familiares de los mismos que convivan con ellos y no dispongan de casa propia en Córdoba», según informó a ABC el vicario general y responsable del Patrimonio de la diócesis, Fernando Cruz-Conde.
Tres años de obras
Las obras han durado casi tres años y han supuesto una amplia remodelación, modernización y mejora de las instalaciones existentes hasta ahora; además, la capacidad se ha incrementado y ha pasado de treinta a cuarenta personas.
Los servicios de cocina, limpieza y administración de la Casa Sacerdotal San Juan de Ávila seguirán corriendo a cargo, como ha sucedido hasta ahora, de las religiosas Mercedarias de la Caridad.
La Casa Sacerdotal Medina y Corella se inauguró originalmente hace más de treinta años, a iniciativa del entonces obispo de la diócesis, José Antonio Infantes Florido. Desde entonces ha servido como alojamiento de sacerdotes que venían destinados a Córdoba, sacerdotes mayores jubilados o presbíteros de otras diócesis que por diversos motivos vienen a pasar a nuestra ciudad temporadas más o menos largas.