—¿Cuál ha sido el objetivo de la Misión Juvenil?
—No queríamos desaprovechar el acontecimiento que supone la Jornada Mundial de la Juventud sin dar un impulso a la pastoral juvenil. Este es el objetivo principal de la Misión Diocesana, que se inició el 8 de diciembre. El objetivo principal es que los jóvenes cristianos se conviertan en misioneros de los mismos jóvenes.
—¿Qué se quiere transmitir a los jóvenes cristianos cordobeses con los actos de mañana?
—Los actos de mañana están basados en cuatro pilares: la vivencia del misterio cristiano, a través de los sacramentos, de ahí que se celebre la misa y el sacramento de la confesión; la manifestación pública de la fe, que como decía el Papa Juan Pablo II «no se impone, pero se propone»; el aspecto lúdico, artístico o cultural, de ahí los conciertos y las representaciones teatrales; y un elemento que jamás debemos olvidar es la caridad como consecuencia lógica del seguimiento de Cristo, por eso queremos hacer la «Operación Kilo», y mucho más en el momento tan difícil que vivimos.
—Mucha gente ve la JMJ sólo como una gran concentración de jóvenes que, con la excusa de la visita del Papa, se pasan unos días magníficos con otros jóvenes. ¿Qué puede decir a esa idea?
—La vivencia de la fe, cuando es honesta y sincera, provoca la alegría, las ganas de conocer al hermano y compartir. El Papa quiere que los jóvenes cristianos vivan «unos días magníficos» en torno a Cristo y a su Iglesia, y para muchos será algo más…
—Los adultos suelen criticar a los jóvenes, eso ha ocurrido siempre. ¿Cuáles son los principales valores y las más importantes carencias de los jóvenes de hoy?
—Las carencias que encuentro son las mismas que se respiran en el ambiente cultural que vivimos y que podemos definir como «un relativismo exacerbado». Y como principal valor me atrevería a decir que está el hambre o las ganas de que eso no sea así. Es decir, el joven sigue queriendo encontrar respuestas objetivas al drama de la vida.
—Oración y penitencia, solidaridad... ¿No parecen palabras un poco extrañas a muchos jóvenes de hoy?
—Las palabras pueden tener connotaciones dependiendo de cada cual. Lo principal es el esfuerzo catequético, de explicación, de los conceptos que tienen que ver con la fe. Cuando algo se explica bien la mente y el alma se iluminan.
—¿Cuánto tiempo se lleva preparando esta jornada y con qué equipo humano se cuenta para su organización y desarrollo?
—En el equipo estamos implicados muchísima gente: decenas de sacerdotes, religiosos y religiosas, muchísimos jóvenes, superamos el centenar de voluntarios… Todos estamos remando en una misma dirección para que sea un «año de grandes frutos».
—¿Cómo va la respuesta a la petición de familias y parroquias dispuestas a acoger jóvenes que vengan a Córdoba con motivo de la JMJ?
—Del 11 al 15 de agosto, recibiremos a 7.000 jóvenes que estarán distribuidos por todas las parroquias de Córdoba y su provincia. A día de hoy tenemos plazas para unos 4.000. Nos hemos planteado salir de ésta del día 19 para relanzar la campaña de familias de acogida durante el mes de marzo.
—Como delegado diocesano de Juventud, ¿qué le gustaría que quedara como huella y recuerdo de los actos de este sábado?
—Que salga todo bien, incluido el buen tiempo. Y que dejara tan buen sabor de boca en los jóvenes que les animara a participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud, el próximo mes de agosto, en Madrid, junto a cientos de miles de jóvenes de todo el mundo y al Papa Benedicto XVI.