EFE
Bomberos descuelgan, ayer, el cuerpo del joven fallecido
Un joven de 22 años del barrio de Las Moreras, uno de los más deprimidos de Córdoba, se ahorcó en un puente sobre un canal en la noche del pasado domingo después de estrangular a su novia, de 20 años, y de creer que la había matado. El fallecido, que responde a las iniciales de F.R.M.R. y que era conocido en su entorno con el apodo de El Pato, había asfixiado a su pareja en Las Moreras después de mantener una discusión con ella y la introdujo en el maletero de su coche con el convencimiento de que estaba muerta. Entonces se dirigió a un descampado con el vehículo y se colgó de un paso elevado que salva el arroyo Gualdamellato al norte de la capital, muy cerca de un conocido complejo de ocio y salas de cine. La joven, que permanecía en el maletero, recuperó la consciencia unas tres horas después de ser agredida y logró salir del coche empujando los asientos traseros.
Fuentes de la investigación informaron a ABC de que un vecino que paseaba sobre las 23.30 horas del domingo por la avenida de La Arruzafa, muy próxima al descampado en el que el suicida dejó el coche y luego se colgó del puente, llamó al 112 para alertar de que se había encontrado a una joven que pedía ayuda porque su novio había tratado de acabar con su vida. La chica fue ingresada en el Hospital Universitario Reina Sofía, donde se recuperó de sus lesiones y fue dada de alta ayer, según las fuentes sanitarias consultadas. Una pareja de agentes de la Policía Nacional custodió su habitación durante toda la noche.
Ya a las 9.00 horas de la mañana de ayer, varios vecinos alertaron a los servicios de emergencia del 112 de que el cuerpo de un joven colgaba de un puente sobre El Guadalmellato. Hasta el lugar se desplazaron efectivos de las policías Científica y Judicial. El juez levantó el cadáver sobre las 9.30 horas.
Los testimonios recabados por este periódico coinciden en que el joven fallecido, que era de etnia gitana, y su novia mantenían una relación estable desde hacía al menos un año. Las diferencias entre ellos iban más allá de sus vínculos afectivos: pertenecían a dos mundos muy desiguales. Él residía en un piso social de Las Moreras y era el menor de cuatro hermanos, tres varones y una mujer, huérfanos desde hacía tiempo. Sin trabajo y con una formación académica muy escasa, F.R.M.R. era el único de sus hermanos que vivía en la casa familiar, en la que además cuidaba su abuela enferma. Ella, por contra, formaba parte de una familia más acomodada que reside en unos bloques de pisos en el límite de Las Moreras en el que a última hora de la tarde de ayer se recuperaba entre sus familiares del zarpazo que le acaba de dar la vida.
