A los ocho años, el Bolero de Ravel despertó su pasión por la música. A los 15, los acordes de Mark Knopfler, al frente de Dire Straits, hicieron que pidiera su primera guitarra. Y a los 18 años, las canciones de Silvio Rodríguez lo motivaron a componer sus primeras letras.
Hoy, tras más de quince años de carrera, el cantante y compositor cordobés Rafa Bocero se encuentra inmerso en la preparación de su segundo disco e ilusionado por la puesta en marcha de un nuevo proyecto musical, una banda de rock que lleva su nombre y en la que le acompañan Paco Marín al bajo y Andrés «La Perra» a la batería.
Hace unas semanas tuvieron su primer contacto con el público en Sevilla, el próximo 16 de abril ofrecerán un concierto en la Sala Bourbon de la capital y el 29 de abril, estará en el Café Libertad 8, en Madrid. «Ahora mismo estoy viviendo la sensación de centrarme en el rock. Es un cauce de energía diferente, muy liberador, que, sin duda, influirá en el disco que estoy preparando». Bocero huye de la etiqueta de cantautor que muchos se apresuraron a colocarle —«se asocia con el cantante acompañado sólo de la guitarra acústica»— y se define como un trovador con base filosófica.
Tras hacer sus primeros «bolos» por las salas de la capital, con apenas 19 años, tomó la decisión de marcharse a Sevilla para estudiar Filosofía. «Siempre tuve claro que quería estudiar esta carrera. La Filosofía me apasiona al igual que la música y esta formación influye muchísimo en mis composiciones. La música, al igual que la filosofía consiste en una búsqueda», explica. «Para componer hay que tener las ideas muy claras y la Filosofía es fundamental para eso», añade.
Fue en aquellos años, en la capital andaluza, cuando entró en contacto con los ambientes de la música callejera. Una influencia más para el músico que es hoy.
Terminada la carrera decidió irse a Madrid para seguir trabajando en su música. «Córdoba es una ciudad muy buena para iniciar una carrera musical, pero luego necesitas el respaldo de una industria que todavía no está suficientemente desarrollada en la capital». En Madrid se centró en su música y siguió manteniendo el contacto directo con el público en varios conciertos, pero cuando tuvo el material necesario para dar forma a su primer disco, volvió a casa. «Soy un músico de raíces y tenía claro que quería grabar en Córdoba. Lo necesitaba. Quizás en Madrid el camino hubiera sido más fácil, pero el resultado no habría sido el mismo». Con la ayuda de Vicente Amigo, que ejerció de padrino y le puso en contacto con Lauren Serrano, Bocero autoprodujo «Esencias», que vio la luz en 2006, «uno de los peores años de la industria musical». Sin embargo, «el boca oreja» logró que el disco, que no tuvo campaña de marketing, le abriera camino con una gira por más de 30 ciudades.
El reto de 2016
Ahora, desde su casa en la sierra de Córdoba, «un buen retiro para encontrarte y conocerte a ti mismo», perfila los detalles de su segundo trabajo, tras firmar otros dos éxitos con los singles «Dime que» e «Hijos del Amor». Al igual que en su primer disco, Bocero se plantea la creación para quedar satisfecho con el resultado, dejando a un lado su posible comercialidad. «Nunca me planteé vivir de la música, sino para la música. Es lo que hago y me siento un privilegiado». Por ello, al preguntarle sobre la fase en la que se encuentra este segundo trabajo, asegura: «ahora mismo estoy definiendo el concepto del disco». No descarta volver a autoproducirse, aunque mantiene abiertas las puertas a la industria.
Sobre el horizonte del 2016, cree que la consecución de la Capitalidad será un revulsivo para la ciudad y los creadores locales. «Es un beneficio para todos. A Córdoba ya se la identifica con la cultura, pero esto sería una proyección única». No obstante, el cantante eleva una recomendación a los responsables del proyecto. «Sería bueno que informaran detalladamente a los artistas locales sobre la candidatura, ya que, cuando salimos de gira, representamos a nuestra ciudad y supondría un añadido al proyecto colectivo».
En sus reflexiones hay también lugar para el delicado momento que atraviesa la sociedad. Sus inquietudes personales hacen que se mantenga al tanto de todo lo que ocurre a su alrededor, «a pesar de no tener televisor». «Vivimos unos tiempos bastante difíciles. Pero aunque se empeñen en decir que la cosa está muy mal, creo que, en momentos como éste, la vida te da el espacio necesario para desarrollarte y mejorar. La solución pasa por el trabajo y el esfuerzo conjunto de todas las generaciones».




