Huele a hermandad en cada uno de los rincones de la casa de los hijos de El Cachorro. Todos sueñan con el próximo Viernes Santo, cuando el Señor de la Expiración y la Virgen del Patrocinio pondrán sus pies al final de la calle Castilla, para encontrarse con Triana y Sevilla. Eso sí, siempre que la lluvia lo permita.
«El Viernes Santo es siempre una duda para nosotros. Parece que hará un día radiante de primavera y, de repente, vienen las nubes negras. Es nuestro sino», asegura Juan, segundo prioste de la Hermandad de El Cachorro.


