Nada tiene que ver la claridad con la que IU y PSOE prometían en sus respectivos programas electorales de hace cuatro años el Centro del Caballo como uno de los pilares del modelo turístico de la Córdoba futura con el resultado final. El plan de usos de Caballerizas Reales aprobado recientemente con los votos a favor de ambos partidos se aleja diametralmente de sus propias promesas a los ciudadanos. Aquel Centro Internacional del Caballo que lució palmito en Fitur o quedó reflejado en una costosa infografía en forma de tríptico que se difundió desde el Ayuntamiento, ha pasado a mejor vida. Esto es, se ha gastado dinero público en promocionar un proyecto que no se va a hacer.
La cuna del caballo de pura raza española, el edificio ideado por el rey Felipe II, pasará a ser en el futuro un gran jardín arqueológico donde podrá haber espectáculos ecuestres con una puesta en escena y logística más modestas de lo planificado (el socialista Rafael Blanco llegó hablar de la Versalles cordobesa para el caballo) y, por supuesto, sin caballos permanentes en el recinto. Los equinos tendrán que desplazarse por el paseo bajo del río desde el Jardín Botánico a la manzana del Alcázar-Caballerizas, donde habrá más protagonismo para los restos arqueológicos en la huerta que hasta para el propio caballo. Los edificios graderíos y zonas de trabajo y formación proyectadas también desaparecen. La huerta será un pulmón verde.
El clamor del mundo ecuestre en Córdoba ha sido unánime, lamentándose de una nueva oportunidad perdida, de un segmento económico que tiene mucho más tirón del que siempre se le otorga a priori.
«Centro del Caballo en Caballerizas Reales, para lo que se ejecutará la tercera fase de obras de rehabilitación y desarrollo del plan de usos». Así vendía IU con Rosa Aguilar los parabienes para el edificio histórico. El PSOE, que por boca de su nuevo candidato, Juan Pablo Durán, se ha desmarcado del supuesto interés de su antecesor, encuadraba este proyecto en su programa electoral de 2007 entre las «grandes obras necesarias para la activación y modernización de la economía cordobesa».
El plan especial Alcázar-Caballerizas, aprobado hace pocas fechas, contempla que la avenida del Alcázar desaparezca como carretera urbana y el asfalto será sustituido por árboles, para hacerlo compatible con la preservación de los restos arqueológicos. Ejecutar este plan cuesta 53,77 millones de euros y los trabajos se pueden prolongar hasta 2018, aunque el Consistorio no descarta acortar los plazos. Quién lo va a pagar es otra incógnita. Y eso que costó años que la Diputación cediera la dichosa huerta.