Córdoba

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«Trajes con corazón»

Rafael Moral atesora más de un centenar de vestidos de torear de importantes figuras de la Fiesta en una colección privada

Día 24/04/2011

En el ritual del toreo, torero y traje se funden en uno al salir a la plaza. El traje de luces, pese a su aspecto poco funcional, les sirve de protección frente a las astas de los toros. El empresario, Rafael Moral, ha reunido más de un centenar en su tienda de recuerdos

—¿Este traje de luces era de José Tomás?

—Lo tengo en el escaparate. Al lado del que llevó puesto Curro Romero y muy cerca del que perteneció a Morante de la Puebla.

—¿Cómo está tan seguro de su procedencia?

—Una mañana vi a un joven parado delante de este traje del que hablamos. Llevaba gorra y gafas de sol. Estuvo un buen rato mirándolo. A mí me llamó la atención su aspecto y lo reconocí enseguida. Aunque procuraba pasar desapercibido era José Tomás que esa misma tarde toreaba en Córdoba. No le dije nada porque sé que es una persona tímida a la que no le gusta que le molesten. Después de un buen rato se marchó. A saber qué recuerdos le vinieron a la memoria al contemplar su traje.

—Observo que algunos están muy deteriorados.

—Son cicatrices y nos muestran que han vivido mucho. En ellos pueden verse aún los baretazos, los golpes, los arañazos de los pitones… Incluso las cornadas. Son trajes con corazón. Mucha gente me dice que los arregle, pero yo me niego. Repararlos sería como quitar los ríos de los mapas. Remendarlos sería olvidar sus historias.

—¿Cuántos tiene en su colección?

—Más de un centenar. La mayoría me los dan los propios toreros ya que mantengo amistad con muchos de ellos. Es costumbre también entre los matadores de toros regalar sus trajes a los novilleros que empiezan. Ellos los utilizan decenas de veces y cuando ya no les quedan bien, o necesitan dinero, me los venden o los cambian por otro más nuevo. Yo me quedo con ese traje lleno de batallas y tardes de gloria pero les pido que me devuelvan el que les doy cuando se conviertan en figuras.

—¿El traje le sirve de protección al torero?

—Un traje de luces no es una prenda cualquiera sino algo muy especial. La taleguilla, que es el pantalón, consta de dos partes. La de adentro es una tela elástica, que parece licra, por donde resbalan las cornadas. Por eso va tan entallados, para que el cuerno se deslice y los toros no puedan prenderles tan fuerte. La chaquetilla es como una coraza. Los nuevos géneros con los que se fabrican las han hecho más resistentes a las embestidas. Las entretelas son difíciles de penetrar y muy flexibles.

—¿Son un salvavidas?

—No tanto. La fuerza del toro es tremenda. Pero es cierto que ellos se sienten protegidos cuando lo llevan puesto, tanto física como psicológicamente. El traje les protege a muy escaso nivel pero cumple su función y es por ello que hay que guardarle el debido respeto, como a todas las cosas de torear.

—¿Por qué colecciona usted trajes de luces?

—Desde niño tengo afición por los toros pero la iniciativa surgió debido a mi pasión por la pintura ya que la tauromaquia me sirve de inspiración y expresión plástica a la hora de dibujar mis cuadros.

—¿Se ha interesado alguien por su colección?

—Vinieron unos señores de Francia a verla e incluso me ofrecieron una donación y una casa para poner allí un museo. Pero no me hizo mucha gracia.

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