Entre baile y baile hay que comer y beber. Y, si durante el resto del año procuramos seguir los platos tradicionales de la cocina andaluza y mediterránea, durante los días en que se celebra la Feria de Abril se acentúa aún más, si cabe. El olor a albero, el paseo de caballos o el lucimiento del traje de gitana, son ya tan populares como la tortilla de patatas, el pescaíto frito o los churros con chocolate cuando se apaga el Real. No puede faltar de ná, por ello, te proponemos diez opciones para que no te pierdas ninguna de las exquisiteces que se elaboran en la cocina feriante.
La Feria se ilumina el lunes y con el alumbrao, el tradicional pescaíto. Esta es la primera opción para saborear la esencia de los seis días más alegres del año. Las pijotas, las gambas fritas, el cazón en adobo, los chipirones, los chocos o los boquerones, son algunas de las delicatessen fritas que uno puede probar en el Real.
También hay que tener en cuenta que en la Feria de Abril a veces no se come, si no que se pica, y en este caso, las chacinas ibéricas son la mejor elección. Pero todo el mundo sabe que hay dos protagonistas: el jamón y el queso. No abandonamos el comer con los dedos, tampoco dejes de probar los manjares del mar de la costa gaditana y onubense: las gambas de Huelva o los langostinos de Sanlúcar de Barrameda.
Ahora cogemos el castizo palillo de madera para saborear dos formas de enriquecer nuestro paladar: con la tortilla de patatas o la tortillita de camarones. Aunque, para no atorarnos, cambiamos de tercio hacia lo clásico, lo que nunca falla y, en días de calor, es un auténtico placer: el salmorejo cordobés y el gazpacho andaluz.
Para los que sí van a comer, en una mano el cuchillo y en la otra el tenedor, y a saborear toda la gama de cocidos andaluces que se preparan en el Real. Desde la caldereta de venado, hasta el rabo de toro, pasando por los garbanzos con bacalao o con espinacas.
Los jinetes a la grupa, el salero y la gracia del baile por sevillanas, el toque de unos palillos, el ambiente de feria de mañana se va tornando noche. No nos olvidamos de la bebida y, hasta que llegue la hora de cenar, podemos empezar con una copita de manzanilla o de fino de Jerez. Ya está casi implantada como bebida feriante, por eso, para los que lo deseen, el rebujito igualmente será una buena opción.
Lo que no falla en Feria es la cena. Todo el mundo disfruta del Real, de las casetas y del encuentro entre amigos. Para ello, el acostumbrado montaito hará las delicias, sobre todo, de los más pequeños de la casa. Los mayores, por su parte, podrán degustar algún revuelto de las miles de variedades que este plato antoja y, para completar la noche, unos pimientos fritos.
No, la Feria aún no ha acabado. Al menos en lo que a cocina se refiere. La Feria se apaga y al día, en Sevilla, en la Sevilla de alegría, se le dice adiós con unos churros con chocolate o con unos placenteros buñuelos.
Y al día siguiente a bailar, a bailar, a bailar…