RAFAEL CARMONA
El candidato de Unión Cordobesa, el pasado miércoles en la sede de Arenal 2000
—¿Usted y yo por qué somos hermanos?
—Bueno, es una forma de expresarme. Pero la realidad es que somos hermanos todos. Porque al final, escúchame, allí nos vamos a ver todos. ¿Me entiendes? Es una palabra, la de hermano, normal.
—Busca la cercanía con la gente, entonces.
—Lo digo sin maldad. Dentro de una conversación es algo agradable llamarle a otra persona «hermano». A mí me sale espontáneamente.
—¿Le han dicho en alguna ocasión desde que anunció su candidatura que está fuera de sus cabales?
—No, ni una. (Silencio). Somos gladiadores. Somos campeones del espacio y del mundo.
—Del espacio y del mundo.
—Sí, sí, sí. Y somos tantos... Que yo no estoy fuera de mis cabales, lo que estoy es en ellos.
—Le pregunto por sus cabales por si alguien ha pensado que su candidatura es fruto de sus agobios y de sus problemas.
—¿Yo agobiado? ¿Yo problemas?
—Hombre, tiene una deuda kilométrica.
—Hermano, a eso le pego yo de tacón. Pero no ves que nací en cueros. ¿A mí me va a preocupar ahora la deuda, hermano? ¿Te enteras? Yo no me preocupo en ese sentido. No ves que yo no tengo ambición. Siempre he sabido donde quiero ir. Mi madre me echó con ese saber.
—Pero un político ha de tener ambición.
—Sí, la de trabajar, la de hacer cosas. Y que yo no soy político, soy empresario. Y voy a llegar al Ayuntamiento, que es una empresa, y voy a hacer maravillas con ella, ¿me entiendes? ¿Sabes a lo que me quiero referir? Porque el Ayuntamiento es un negocio más.
—Y un servicio público sobre todo.
—Claro. Por eso vamos a coger el toro por los cuernos y ninguno de nosotros nos vamos a ahogar en un plato de gazpacho, ¿me entiendes, hermano?
—¿Le puedo pedir una opinión sobre los políticos con los que se va medir en las urnas?
—Bueno, no lo sé...
—¿Si le digo José Antonio Nieto usted qué dice?
—No opino de él.
—Hombre, pero tendrá una idea de él, al fin y al cabo es uno de sus contrincantes en las urnas.
—Para mí no tengo contrincantes. Me preocupa sólo mi forma de ser. Los demás, no pienso en ellos, ni me interesa pensar. ¿Por qué? Porque bastante tengo yo con pensar conmigo mismo. ¿Me entiendes?
—¿Cuánto dinero se está gastando usted en la campaña electoral?
—Es mucho más barata de lo que la gente piensa. Hasta ahora hemos gastado en carteles sólo y ahora sí gastamos algo más con los anuncios en los periódicos y los mítines, que cuesta unos mil euros cada uno entre montar el escenario y pagarle a los cantantes.
—Eso de la música ha sido una buena idea.
—Sí, la gente lo pasa bien. Tú sabes que a la gente todo lo que sea darle alegrías, bienvenido sea.
—Y además ponen una barra con cerveza.
—Sí. Lo hemos hecho sólo en los sitios en los que no hay bares alrededor. Si vamos a La Corredera no ponemos nada, para que los bares se ganen su dinero. Y vamos a tener días de hasta tres mítines. ¿Por qué? Porque lo necesitan los cordobeses, que nos veamos.
—¿Cuál es su político de referencia?
—Tanto Felipe González como José María Aznar han sido dos grandes presidentes. Los admiro a los dos.
—¿Su programa electoral es de izquierdas o de derechas?
—Bueno, es un programa de trabajo, de hacer el bien por los ciudadanos de aquí de Córdoba. Yo siempre he sido una persona social y siempre he estado posicionado en eso. Social y ayudando a todo el mundo. Por coherencia. Yo siempre he pensado que ser socialista era ser social, pero me he decepcionado con eso.
—¿Por qué?
—La decepción la hemos sentido todos los españoles.
—¿Se refiere a Zapatero?
—No. Me refiero a que en mi cabeza ser socialista era ser social, ser una cosa normal. Me he sentido defraudado porque he visto que ser social no es ser socialista. Pero ahora tenemos nuestro partido, Unión Cordobesa, que no lo van a quitar nunca del medio.
—¿No entra en sus cálculos el fracaso electoral?
—No, eso nunca.
—Hombre, en todo en la vida hay un cierto riesgo de fracaso.
—En esto no. Es imposible. Tendremos mayoría absoluta. Somos tantos, hermano. Somos la marabunta. Y con la marabunta no hay quien pueda con ella. Fíjate, el otro día venía de viaje y me llamó uno diciéndome que en su familia eran doscientas setenta personas y todos me iban a votar. Y son tantas familias, hermano. Esto va a ser un bombazo a nivel nacional. Vamos a hacer que Córdoba sea maravillosa, limpia, segura, bonita. Desde el primer día vais a ver todos vosotros cómo cambia Córdoba.
—¿Una Marbella en Córdoba?
—No, una Marbella, no, una Alemania, una Suiza, donde todo está limpio. Aquí, si quieres tú yo te llevo, ves los acerados levantados, los jaramagos sin cortar... Eso a los seis meses estará arreglado.
—¿No es ilegal que sólo puedan construir en terrenos municipales los empresarios de Córdoba?
—Cómo va a ser ilegal. Yo tendré que darle trabajo a los empresarios de Córdoba. O a quién se lo voy a dar.
