Nunca un bastón dio tanto que hablar. El elemento que simboliza la posesión del mando en la ciudad ha centrado buena parte de las conversaciones relacionadas con el nombramiento, esta mañana, de José Antonio Nieto como alcalde. La polémica, menor en apariencia, ha alcanzado por méritos propios categoría de debate político. Porque en el destino de la vara de mando se han cruzado dos nombres: Andrés Ocaña y Rafael Gómez. El primero, a quien le correspondería según la costumbre entregarle el bastón a Nieto (no hay una regla escrita al respecto), anunció tras el estrepitoso fracaso electoral de su partido que renunciaba a su acta de concejal y que, además, no iba a acudir al acto institucional por el que el presidente provincial del PP alcanzaba la máxima responsabilidad municipal. Nieto, que ha mantenido durante el traspaso de poderes una relación cordial con Ocaña, ha tratado de convencerlo para que asistiera a la toma de posesión y de ese modo pudiera ser recibir de sus manos el símbolo del poder local. Existe un precedente: Manuel Pérez entregó a Rafael Merino el bastón en 1995 aunque no formaba parte de la Corporación local. Pérez estaba entre el público en la ceremonia del salón de Plenos y tuvo la deferencia de escenificar la trasmisión del poder municipal a quien le sucedió en el puesto. Ocaña se ha negado en rotundo a emular al actual director de la Oficina de la Capitalidad Cultural. Rafael Gómez, por su parte, tampoco quiere entregar la vara a Nieto porque éste expresó en público su deseo de recibirla de Andrés Ocaña, por más que, en ausencia del alcalde anterior, la costumbre dicte que la función le corresponde al concejal de más edad del Pleno, que es el empresario procesado por el caso Malaya.
Edil de más edad Está previsto que sea Rafael Gómez quien pronuncie la frase: «Queda constituida la nueva Corporación local»
La realidad es que ayer a primera hora de la noche era casi una incógnita quién le dará a Nieto el bastón. Las fuentes municipales consultadas se mostraban convencidas, empero, de que el mérito le corresponderá a Beatriz Jurado, edil del PP y componente más joven de la Corporación. Será ella a lo que parece la que pondrá en manos de su jefe de filas un símbolo del que existe una documentación muy escasa en el Ayuntamiento. Los únicos datos ciertos, según confirmó a este periódico el departamento municipal de Protocolo, es que la vara se adquirió durante el mandato de Antonio Alarcón, que se desarrolló entre 1971 y 1979. El Consistorio le hizo el encargo a la firma joyera González Campo, que era el orfebre que trabajaba en esa época para la institución local. Esta casa joyera también puso su firma en la medalla que cuelgan los alcaldes al ser elegidos como tales.
De cualquier modo, el concejal Rafael Gómez sí tendrá cierto protagonismo en el Pleno, pues ha aceptado leer la frase con la se abre el nuevo ciclo municipal. «Queda constituida la nueva Corporación local», dirá el empresario, que ha anunciado ya que no será el portavoz de su partido, Unión Cordobesa.