El proceso de reestructuración de la deuda de Urende con los bancos continúa adelante (preconcurso) y, de hecho, ya hay algunas de esas entidades que le han dicho que sí, aunque, al mismo tiempo, la empresa se encuentra elaborando un plan de viabilidad que en breve se entregará a los sindicatos para intentar salir lo mejor posible de esta compleja situación.
Según apuntó a ABC Francisco Ramírez, secretario de Acción Sindical de Comercio de CC.OO., sindicato mayoritario en el comité de empresa de Urende Aeropuerto, ayer mismo tuvo lugar una reunión entre los representantes de los trabajadores de la mayoría de las 23 tiendas que la empresa tiene repartidas por toda España y la firma a fin de «explicarnos, de nuevo, aunque a un nivel más global, cómo está la situación».
Así, el abogado laboral de Urende, perteneciente al grupo cordobés Sánchez-Ramade, junto al director comercial, Carlos González de Canales, y el director financiero, Juan Jaimez Moreno, explicaron a algo más de 30 sindicalistas la situación de preconcurso de la empresa adoptada el pasado día 9, lo que podría afectar a unos 800 trabajadores del grupo.
Un plazo de hasta 4 meses
A partir de entonces, la empresa cuenta con tres meses, ampliables a cuatro, para llegar a un acuerdo con las entidades de crédito y, en caso contrario, la propia firma presentaría concurso voluntario o sus acreedores podrían adelantarse en uno necesario. «Por lo que nos han dicho, el problema no es tanto con los proveedores, aunque también tienen su dificultad, como de liquidez; se trata de conseguir ese dinero para el abastecimiento de productos (electrodomésticos, básicamente) y ahora mismo la empresa se encuentra en ese proceso de negociación», abundó Ramírez.
Respecto al plan de viabilidad, el sindicalista tan sólo pudo avanzar que «el nivel de reducción de Urende va a depender mucho de lo que se saque en claro con la banca, y todavía hay algunas entidades que están valorando la propuesta de la empresa».
Por el momento, los trabajadores «están con muy mal cuerpo, porque el hecho de que se salve el mayor número posible de puestos de trabajo no está en sus manos y el futuro sigue en el aire; nuestra apuesta es por la viabilidad de la empresa y una solución lo menos traumática posible».
La crisis inmobiliaria, que frena en seco la compra de electrodomésticos, es la razón aducida por los responsables de Urende para explicar la actual situación.
