En un delantero lo que manda, por encima de todo, le pese a quién le pese, son los goles y Javier Patiño (14 de febrero de 1988), nuevo jugador del Córdoba para las tres próximas temporadas, hizo la pasada campaña 28 dianas con su equipo, el San Sebastián de los Reyes, que el pasado domingo consiguió el ascenso a Segunda División B.
Otros entendidos del fútbol son partidarios de hacer grandes distinciones entre categorías, pero son más los que comparten la opinión de que si un futbolista es capaz de hacer casi una treintena de goles en Tercera, ¿por qué no va a hacer un buen registro en una (o dos) categorías superiores?. Eso sí, el propio jugador reconoció a este periódico que «algo nervioso sí que estoy, es un salto importante y una gran experiencia la que voy a vivir con el Córdoba en Segunda».
El ariete se mostró ayer eufórico ya que «han sido unos días muy intensos, por una parte he estado muy centrado para conseguir con el Sanse el ascenso y ahora ya puedo hablar tranquilo de mi nuevo club». Con 23 años, Patiño ha estado las tres últimas temporadas en el conjunto madrileño, pero no ha sido hasta ésta cuando ha explotado (en la temporada 2009/10, tuvo pocos minutos y estuvo lesionado). Ahora será blanquiverde y declaró que «voy para aprender mucho y disfrutar del fútbol».
El goleador confesó que «ya me han contado que los 40 grados no te los quita nadie, ni a la sombra; pero estoy encantado». No conoce la ciudad pero pronto vendrá para su presentación oficial (aún sin fecha) y comenzar la mudanza con su pareja, quien le acompañará en esta nueva andadura. Casualidades de la vida, el pasado domingo le presentaron a Jaime Astrain, uno los cuatro fichajes realizados por el club ribereño hasta el momento, que se completa con López Silva y Carlos Caballero.
Su entrenador hasta el pasado domingo del Sanse, Álvaro García, atendió la llamada de ABC —aún con la resaca del ascenso— y confesó que «el Córdoba se lleva un pedazo de futbolista, Javi va a llegar muy alto». Destacó que «juega muy bien de espalda, aguanta el balón y es capaz de girarse para encarar. Es muy desequilibrante en el uno contra uno y tiene gran potencia física en estático como en velocidad». Además, apostilló que «le pega con las dos piernas y va muy bien de cabeza». Paco Jémez tiene un diamante para pulir.




