El teatro de la Axerquía mostró un lleno absoluto que se echaba de menos para ver la clausura de un Festival de la Guitarra al que se le han notado los efectos de la crisis. En varios de los conciertos en los que se esperaba más asistencia de público, como el de Andrés Calamaro o la actuación de Joaquín Cortés, parece que se notó la situación económica y este teatro al aire libre lució a la mitad.
También parece que el público se reservaba conscientemente para disfrutar de la música de ZZ Top, grupo al que hay que referirse siempre con dos lugares comunes que en su caso los definen perfectamente: barbas y trayectoria, con el adjetivo «dilatada» precediéndola.
Y ambos lugares comunes, nunca en ellos negativos, hicieron disfrutar a los más de 3.500 asistentes durante la noche de ayer. Las barbas larguísimas que funcionan como un eficaz icono por cuya invención hubiera matado cualquier publicista. La dilatada trayectoria que los convierte en un seguro sobre el escenario.
Los barbudos Billy Gibbons y Dusty Hill, guitarra y bajo, junto al batería Frank Beard, el rarito del grupo al llevar sólo bigote algunas veces, se han especializado en un directo contundente que refleja el mejor rock-blues americano, ese rock de moto, chica y garito con pelea asegurada de las de sillas volando y botella de cristal rota. Aunque sus éxitos radiofónicos tuvieron lugar sobre todo en las décadas de los 70 y 80, el trío tejano no vive de las rentas. Ni sus componentes se permiten convertir su «provecta» edad en una excusa para olvidar el buen sonido aprovechando su carisma.
En el escenario de la Axerquía, al que saltaron provistos de túnicas que dos bellezones rubios despojaron, se escucharon guitarras contundentes, buena compenetración y sobre todo mucho oficio y mucha carretera a las espaldas. Pero además se nota que el trío tejano sigue disfrutando con lo que hace pese a ser sesentones.
ZZ Top se unieron en 1969 después de que sus miembros hubieran pasado por otros grupos. Dieron su primer concierto al año siguiente y publicaron su primer disco, «First album», en 1971. Esto tiene una ventaja. Como su concierto no es excesivamente largo hay un extraordinario porcentaje de éxitos reconocibles durante la actuación.
Canciones como «La Grange», «Gimme all you lovin'», «Tush» o «Sharp dressed man» tienen la virtud de que resultan familiares incluso para quien desconocía hasta el nombre del grupo. Han aparecido innumerables veces en multitud de películas o series para ambientar escenas donde hubiese al mismo tiempo Harleys, chicas guapas y garitos infectos. Suya es también la versión más conocida de «Bad to the bone», original de George Thorogod, gracias a que sus acordes acompañaron las andanzas de Schwarzenegger en «Terminator II».
El trigésimoprimer Festival de la Guitarra concluye este año de forma contundente,con un concierto ideal para que cualquiera, independientemente de su edad o incluso gustos musicales, pueda pasarlo muy bien. ZZ Top tiene también esa ventaja: gusta incluso a aquellos a los que en teoría no debería gustarles.