A las 06.00 horas de la mañana de ayer, Ana María Adames, su hermana Valle y el marido de ésta corrían de un portal a otro del gran patio interior del residencial Las Perlas I, ubicado en el número 1 de la calle Libertador Rafael Mora, en el barrio del Guadalquivir. Al grito de «¡Fuego, fuego!» estas tres personas llamaban a los porteros automáticos de los 14 bloques de pisos que componen el residencial.
La providencia quiso que Ana María, Valle y su marido tuviesen la costumbre de salir a pasear a primera hora. «Cuando vimos el humo nos pusimos como locos a llamar a la gente, a gritos, dando patadas, lo que fuera...», señalaba Ana María, que no podía evitar el temblor de manos al recordar el suceso.
La imagen que se encontraban al salir de las viviendas era la de un denso humo negro que lo cubría todo y ascendía desde la cochera—común a los 14 bloques— colándose en los edificios y provocando la huida en masa de decenas de vecinos—más de un centenar según los residentes— que, con el miedo aún en el cuerpo, miraban atónitos al interior del garaje en el que estaban aparcados «más de 150 vehículos, entre coches y motos».
Presos de los nervios, la reacción de muchos fue meterse en la cochera para tratar de salvar sus vehículos. Uno de estos vecinos fue Manuel Roca. «Mi coche estaba cerca de la salida y pensé que me daba tiempo a sacarlo. Fue imposible, no se veía nada y, pese a que llegué a arrancar el coche, tuve que dejarlo cruzado y salir a pie porque no podía respirar», recordaba este vecino, cuyo rostro presentaba aún restos del negro humo que inundó la cochera. Junto a él, una menor de 12 años también resultó intoxicada leve por inhalación de gases.
«Salí del coche y no veía nada, me agaché para tratar de respirar, pero me desorienté y no encontraba la salida. Pensé que no salía», indicó. Manuel tuvo la suerte de que Juan Antonio Navas y su hermano bajaron al garaje y oyeron sus gritos de auxilio. «Vimos que una persona estaba dentro y, con la luz del teléfono móvil, le fuimos orientando a la salida hasta que pudo salir», indicaba el joven.
Graves daños materiales
Manuel y una niña de 12 años fueron los únicos heridos, ambos por intoxicación de humo, de un suceso que pudo convertirse en una auténtica tragedia, sobre todo si se tiene en cuenta que en uno de los turismos alguien se había dejado olvidada una bombona de butano, que según las fuentes consultadas, «estaba vacía, aunque el peligro existe porque siempre queda algo de gas»
Hasta el lugar de los hechos se desplazaron seis vehículos con 16 bomberos del SEIS que, provistos de máscaras y con mucha cautela, accedieron al interior del garaje, en donde la temperatura era altísima a causa del fuego y el humo. «Las labores han sido muy complicadas por el humo tóxico y la amplitud del garaje que se extiende por todo el subsuelo del residencial», destacaban.
Finalmente, tras tres horas de intervención, los bomberos abandonaban la zona, que quedaba acordonada por los agentes de la Policía Local y Nacional desplazados al lugar.
A esa hora—las 09.00—la principal preocupación eran los coches. Todos trataban de ubicar el origen de un fuego, cuyas causas se investigan, para tratar de averiguar si sus vehículos podrían haber sido afectados.
El saldo final es de 6 coches y 2 motos calcinados, aunque muchos más sufrían daños menores. Junto a los coches, varios ventanales estallaban por las altas temperaturas que derretían literalmente parte de la instalación eléctrica y afectaban a los bajantes del edificio y de dos negocios colindantes. «Es todo muy extraño, un vecino sacó su coche a las cinco de la mañana y no había nada. Esto podía haber sido una tragedia», indicaban varias mujeres.
