La época de esplendor ha dado paso a una crisis estructural acuciada por la global y sólo aliviada por la exportación
Día 06/10/2011 - 09.27h
Nada tiene que ver el esplendor de la joyería (o platería) cordobesa de los años 70 y 80 con la situación que el sector fabril más importante de la ciudad atraviesa hoy azotado por una oleada de asaltos. Un segmento que mueve unos 12.000 empleos (ha llegado a tener hasta 15.000 hace casi una década) en su millar de empresas no es baladí en una economía netamente de servicios. Eso sí, un negocio muy castigado por las fluctuaciones de la economía internacional que empezó a resfriarse con el 11-S, acabó constipado con el cambio de hábitos de consumo por el que los móviles reemplazaron a las joyas, y ha terminado en la cama y entubado a causa de la crisis económica y el valor refugio en el que se ha convertido el oro y algo menos la plata, materias primas en la orfebrería local.
Flaquezas
Diseño, comercialización, formación, relevo generacional, seguridad, regulación laboral son términos en los que se ha movido la joyería cordobesa en estas dos últimas décadas: desde su esplendor en los 90 —que se coronó con el Parque Joyero— hasta su actual debilidad que no es coetánea con una crisis que por su parte sí ha acuciado esas flaquezas. Un ejemplo es la manzana joyera del parque comercial Carretera de Palma, como salida para infinidad de autónomos que no han podido cubrirse de negocios.
Cada vez que una de estas bandas organizadas da un «palo» en un taller o en una joyería de postín, la reinversión en oro y plata se convierte, amén del incremento en la prima de seguros, en una complicación funesta para el joyero. En la última década, el valor de la onza de oro se ha multiplicado por seis. Sólo en el último año creció un 25%. En estos momentos, un kilo de oro manufacturado anda por los 43.764 euros, según datos de la compañía Sempsa, mientras que la plata roza ya los 1.000 euros. Con estos precios y la devaluación del euro frente al dólar, la exportación, que podría ser una vía de escape, no alcanza todo el potencial que pudiera tener. Y eso que los últimos datos no son malos. En 2010, la joyería exportó por valor de 108,8 millones de euros en un total de 3.022 operaciones que tuvieron a Suiza, Francia, Estados Unidos y los Emiratos Árabes como principales destinatarios. Esa cifra casi duplicó a la de 2009. Hasta mayo de 2011 se ha exportado ya por valor de 45 millones de euros en 1.215 operaciones.
El sector, por otro lado, ha recibido excesivos cantos de sirena desde las administraciones en forma de planes estratégicos, ayudas, promoción,... a los que tampoco han sabido responder unos empresarios divididos, pese a la fama nacional que tiene el sello joyero cordobés, que además ha tenido que reorientar sus productos para combatir la fiebre de los complementos a bajo precio.



