El domicilio de los abuelos paternos de Ruth y José Bretón Ortiz amaneció ayer sitiado por decenas de objetivos y micrófonos. Pero el número 8 de Don Carlos Romero parecía deshabitado. Las persianas, cerradas a cal y canto, protegían con celo la intimidad de sus moradores. Y su puerta tan sólo se abrió para recibir a familiares y amigos que, cabizbajos, cruzaban el umbral entre los flashes, mudos y asustados por el acoso mediático.
Entre los visitantes que acudieron a la casa de Jesús Rescatado centraron especialmente la atención los tíos paternos de José Bretón, el progenitor de los pequeños desaparecidos, que llegaron en torno a las 16.30 horas. Abrumados por la persecución periodística, tan sólo acertaron a decir que «lo estamos pasando muy mal» y, de inmediato, entraron en la vivienda, no sin antes mostrar su desagrado ante la avalancha de preguntas: «¡No vamos a decir nada!», contestaron enojados.
Su salida, dos horas después, provocó de nuevo el revuelo entre fotógrafos y cámaras, que, junto a más de un curioso, persiguieron a los tíos de Bretón hasta que se montaron en su coche, puesto que residen en la provincia.
Un talante diametralmente opuesto fue el que mostraron los familiares de la madre. La portavoz, Esther Chaves, aseguró en un tono más que optimista que «tenemos la esperanza de encontrar a los niños con vida».
Labor policial
En este sentido, aseguró que «queremos creer que alguien los tiene retenidos; por eso seguimos insistiendo en difundir sus fotos, en que se les vea por si alguien pudiera aportar pistas sobre su paradero».
Chaves, que calificó la labor policial de «impecable», pidió mucha prudencia, «porque, aunque parezca que no hay movimientos, los agentes siguen indagando en busca de pruebas. Hay que dejarlos que hagan su trabajo».
Así, afirmó que se mantienen «todas las hipótesis abiertas», por lo que «no podemos venirnos abajo».
Sobre el hecho de que el padre de los niños esté apareciendo como el principal sospechoso en este asunto, Chaves indicó que hay que respetar «el principio de presunción de inocencia».
De este modo, pese a que «él fue la última persona que los vio, puede ser lógico que sea sospechoso», no obstante, insistió en que «por el momento no hay nadie detenido o acusado».
Los datos sobre la investigación policial se filtran con cuentagotas. Las fuentes oficiales mantienen un mutismo absoluto, tras decretar el Juzgado de Instrucción número 4 el secreto de sumario.
Los registros policiales llevados a cabo en una finca del abuelo paterno de los niños y en su casa de Jesús Rescatado no han dado, por el momento, los resultados deseados. Precisamente, en la parcela de las Quemadas Altas se hallaron unos restos biológicos que, tras ser analizados, resultaron no ser humanos.
Tampoco el rastreo en el río Guadalquivir ha permitido arrojar luz sobre el caso, cuando se cumplen ya seis días desde que los dos menores desaparecieron sin dejar rastro.
