Las nuevas instalaciones de la Olivarera Nuestra Señora de Guadalupe de Baena están ya operativas en las afueras de la localidad, uno de los objetivos que se marcó su presidente, Pedro Bellón.
—No se ha cumplido aún la mitad de su segundo mandato y su objetivo ya se ha hecho realidad.
—Sí. Las cosas han salido bien, se ha dispuesto del efectivo suficiente y no ha habido que retrasarlo más, porque irnos allí no era un capricho sino una necesidad. En primer lugar porque medioambientalmente la cooperativa incide de forma negativa en la localidad. También por la seguridad de los vecinos y las molestias que les causa, sobre todo durante la campaña. Por otro lado, teníamos el problema de no poder absorber el creciente número de socios y de producción. En los últimos años se han producido 45 millones de kilos y la fábrica no estaba preparada para ello. Había que hacer una nueva, más grande, más moderna y mejor. Estamos muy contentos con el resultado y a principios de noviembre se iniciará ya la molturación en la nueva fábrica.
—¿Le sorprende el apoyo dado por los socios pese a la crisis?
—Los socios sabían perfectamente cuáles eran las limitaciones. Con la nueva almazara éstas se acaban. En la campaña pasada varios días rozamos el millón de kilos al día y según los técnicos la factoría iba hostigada. Cruzábamos los dedos para que no se rompiera nada. El aprovechamiento para la obtención del aceite tampoco podía maximizarse porque iba toda la maquinaria un poquito forzada. Los socios sabían que era una necesidad y no ha habido que presionar demasiado.
—A la hora de diseñar la nueva cooperativa, ¿se ha tenido en cuenta la mejora del rendimiento y el ahorro energético y de costes?
—Dentro del presupuesto que teníamos hemos hecho la mejor obra posible, más moderna, más bonita y sobre todo más eficaz y respetuosa con el medio ambiente, evitando el despilfarro de energía. Por ejemplo, no hay ningún almacenaje a cielo abierto. Las bodegas están rodeadas por un porche que evita la incidencia directa del sol y de la helada por lo que las necesidades de refrigeración o de calefacción son menores. En cuanto a la mejora del rendimiento, la capacidad de la nueva fábrica es de 60 millones de kilos y está preparada para montar por lo menos hasta 15 millones más. Nosotros ahora llevamos 45 millones de kilos.
—¿Permitirán las nuevas instalaciones la entrada de nuevos socios?
—Tenemos lista de espera y el Consejo Rector ya está estudiando las solicitudes. El año pasado hubo que decirle a muchos que debían esperar a que la nueva fábrica estuviese en funcionamiento. Además la producción de los socios a corto y medio plazo crecerá significativamente ya que se sigue plantando olivar en Baena. Todo esto se ha tenido en cuenta en el nuevo diseño de la fábrica.
—¿Cuáles son los próximos proyectos de la cooperativa?
—Nos gustaría intensificar la venta del producto envasado. En 2003, cuando fui elegido presidente, se vendían entre 200.000 y 300.000 litros de producto envasado. Ahora ya se vende en torno a los 700.000. Pero ahora, mi esfuerzo especial, número uno, es que de los casi 12 millones que ha costado la obra y los 5 que tenemos sufragados quedan 7 millones que pagar. Se pagarán con las amortizaciones de todos los años y sin que incida negativamente en el pago de la aceituna a los cosecheros, ni reduciéndolo ni retrasando pagos porque unas cuentas son unas cuentas y otras cuentas son otras. Este es mi objetivo principal.