La finca de los abuelos de los niños desaparecidos, Ruth y José, situada en Las Quemadillas, se convirtió ayer de nuevo en el centro de todas las miradas. Por tercera vez en apenas ocho días, los agentes que investigan el caso de la desaparición de los pequeños Ruth y José, se personaron en la propiedad de la familia paterna—de unos 6.000 metros cuadrados—para encontrar allí las pruebas que derrumben la versión del, por ahora, único detenido por este caso: el padre de los pequeños, José Bretón Gómez.
Según las fuentes consultadas, pasadas las 09.00 horas de ayer, varios vehículos policiales accedían a la parcela. En uno de esos coches iba José Bretón que, a diferencia de los dos registros anteriores—el lunes y el martes de la semana pasada—llegaba a la propiedad de su familia en calidad de detenido. El arresto se había producido de madrugada, a las 02.35 horas, según las fuentes consultadas por ABC.
Máximas precauciones
Una vez allí, el trabajo policial se centró en la búsqueda de evidencias que desmonten las versiones del detenido y aporten luz definitiva a esta angustiosa desaparición de la que ayer se cumplían 11 días. Hasta el lugar se desplazaron las unidades caninas, de subsuelo y numerosos agentes de la brigada judicial que vuelven a peinar palmo a palmo la parcela, en especial una amplia zona de naranjos en los que se sospecha pueden hallarse evidencias contra José Bretón.
Como si de una partida de ajedrez se tratase, la Policía ha esperado pacientemente en estos once días y, con el arresto de José Bretón, se ha puesto en posición de jaque. Prueba de lo en serio que va este movimiento policial fueron las tremendas precauciones que mostraron los agentes, con respecto a los dos registros anteriores, en los que el ahora detenido compareció de forma voluntaria y mostró su colaboración a los agentes.
Ahora las tornas han cambiado y Bretón asistió a las labores de registro policial, en calidad de detenido y, en consecuencia, acompañado por su abogado, José María Sánchez de Puerta, contratado por la familia para asistir al padre de los menores, Ruth y José, de seis y dos años, desaparecidos el pasado sábado 8 de octubre.
Para evitar cualquier tipo de intromisión por parte de los medios de comunicación, los agentes acordonaron los accesos de entrada y salida de la calle en la que se sitúa la parcela, asimismo, advierten a los responsables de negocios o naves próximas a la finca que no permitan la entrada de periodistas o de cámaras que puedan grabar los trabajos policiales que durante horas se desarrollan en el interior de la parcela.
La consigna es limitar al máximo la posibilidad de imágenes que puedan disparar aún más las informaciones y rumores y contaminar una investigación compleja y que ha tenido en vilo a la ciudadanía durante días.
Durante las horas en las que se realizaron los minuciosos registros, el ir y venir de vehículos policiales fue constante, los medios de comunicación abandonaron la puerta de la comisaría de Campo Madre de Dios, se agolparon tras el cordón policial y buscaron posibles vías de obtener imágenes de la labor de los agentes.
A las 16.45 horas, se personó en el lugar el responsable de la Policía Judicial, José Miguel Sáez y el jefe de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta, Serafín Castro. La información y los rumores fueron y vinieron de redacción en redacción, pero no se produjo ninguna confirmación oficial ni pruebas de que los agentes encontrasen la evidencia que consiga cerrar de una vez por todas esta angustiosa partida.