Gustavo Almagro, hijo del aviador y fundador de Faasa, Sebastián Almagro, se llevó ayer una grata sorpresa cuando el Club de Aeromodelismo de Palma del Río le comunicó que el primer festival dedicado a este deporte llevaría el nombre de su padre. Conteniendo las lágrimas y con la voz encogida por la emoción, Gustavo Almagro recordó este momento durante la inauguración del I Festival de Aeromodelismo en las instalaciones de Faasa en Palma del Río, que se celebró ayer y que continúa durante la mañana de hoy. Un evento que reúne a más de veinte pilotos que realizaron piruetas imposibles con sus aviones y helicópteros. Durante la inauguración, Gustavo Almagro recordó la vocación por el mundo de la aviación que caracterizó a su padre durante sus años de vida.
Tal era su entrega, que muchos lo conocieron como «Sebastián Almagro o la pasión de volar». Gustavo quiso hacer extensible este lema a todos los pilotos allí congregados, procedentes de diferentes lugares de España y que participan de manera desinteresada. Así, Gustavo destacó el esfuerzo de estos pilotos por haber recorrido tantos kilómetros para participar en este evento. «No importa el tamaño de estas naves, quienes las llevan son pilotos», sentenció Gustavo. Recordó que el aeromodelismo no consiste sólo en manejar estas aeronaves por control remoto, sino que requiere además conocimientos de física y matemáticas, y sobre todo «mano de obra, pasión y paciencia». Una vez hecho el preámbulo, Gustavo dirigió su vista hacia el cielo para invitar a su padre a que tomara asiento y disfrutara del festival.
El evento recibió a una veintena de pilotos españoles que echaron a volar veleros sin motor, jets, maquetas y acrobáticos. Entre ellos se encontraba el campeón de España Raúl Lozano, que abrió la exhibición con su jet. Asimismo, participaron pilotos de renombre como Martín Pikering, Jesús Bagüés, Raquel Bellot y Víctor Calvo. El acto comenzó con la recreación de la foto de la Fundación Sebastián Almagro, en la que se ve al nieto del aviador lanzar un avión hecho de papel. Seguidamente, Raúl Lozano comenzó la exhibición realizando el único vuelo a ras de suelo permitido en el festival por motivos de seguridad. Durante el evento volaron hasta 25 modelos diferentes de aviones y helicópteros, como el ultrabandit, capaz de alcanzar los 400 kilómetros por hora; el velero acrobático Fox, con más de siete metros de envergadura; y un P47 Thunderbolt.
Durante diez minutos, cada piloto hizo las delicias del público allí congregado, que aplaudían cada pirueta y aterrizaje perfecto. Tras la exhibición, tuvo lugar una jornada de puertas abiertas y almuerzo de hermandad en las instalaciones de Faasa. De vuelta a la pista, los pilotos reanudaron el vuelo en estilo libre.
En el evento estuvo siempre presente el recuerdo a Sebastián Almagro, que fundó Faasa hace más de cuarenta años en Palma del Río con el propósito de prestar servicios de tratamientos fitosanitarios. Almagro nació en Escañuela (Jaén), aunque los útlimos cuarenta los vivió vinculado a Palma, localidad que en 2001 le otorgó el título de Hijo Adoptivo. Durante su vida, Almagro realizó más de 1.500 exhibiciones por todo el mundo y ganó dos campeonatos mundiales de acrobacia aérea a los mandos del velero Ló 100, un modelo fabricado con madera y tela en Alemania en 1952. Además, voló en más de 200 modelos de avión, entre veleros, reactores militares, de fumigación o incendios.
