A las 10.20 de la mañana las campanas de la iglesia de La Compañía repicaban para dar el último adiós al alcalde de la Transición, Antonio Alarcón. Sus hijos y nietos acompañaban al féretro que portaban numerosas coronas de flores de claveles rojas y rosas blancas hasta el altar. En la primera fila, la viuda de Antonio Alarcón, Magdalena Pallarés Muñoz-Cobos (Maleni), hija mayor de la duquesa de La Colomera, junto a sus cuatro hijos —un hombre y tres mujeres—. Detrás, los nietos que apenas podían contener las lágrimas por su abuelo de profundos ojos azules. El encargado de oficiar la misa, acompañado por otros sacerdotes, fue el prelado Miguel Castillejo, quien recordó la figura de «este hombre público entregado al buen hacer». Castillejo hizo un repaso por su vida ahondando en los años en los que le conoció cuando Alarcón impulsó el Plan Renfe, que posteriormente se retrasaría más de dos décadas o cuando confederó las peñas cordobesas, aprobando sus estatutos al darse cuenta del potencial que tenían para difundir la cultura.
Castillejo en su homilía aseguró que aunque Antonio Alarcón era ya muy mayor, cuesta decirle adiós por ser una figura tan estimada y querida en la ciudad. El prelado cordobés recogió en sus palabras la incógnita del hombre después de la muerte.
Muy cerca de los familiares estuvo el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto y varios miembros de la Corporación municipal entre ellos, los ediles Ricardo Rojas, Ana Tamayo, Juan Miguel Moreno Calderón, Miguel Ángel, Torrico, Carmen Sousa o Rosario Alarcón. Fue precisamente el alcalde, José Antonio Nieto quien le impuso una corona de flores al que fuera el cabeza de la Alcaldía entre 1971 y 1979 quien además reconoció el importantísimo papel de «puente» que ejerció Alarcón durante su mandato en plena Transición democrática. José Antonio Nieto comentó además, tras el funeral, la necesidad de que este alcalde entre 1971 y 1979 y reciba un merecido reconocimiento de la ciudad de Córdoba.
A este ex alcalde que se le podía ver hasta hace poco tiempo con su figura enjuta por las inmediaciones de su casa de Las Tendillas se le recordará entre otras cosas por su labor y su visión como político al impulsar el soterramiento de las vías del tren y evitar el derribo del Gran Teatro, gracias precisamente la perspicacia de Luis Felipe Medina que encontró la orden en un manuscrito a punto de firmar a punto de firmar por parte de los propietarios de los inmuebles que al final accedieron a ser expropiados tras una declaración de utilidad pública impulsada por Alarcón.
Durante el funeral, se pudo ver desde el cantaor Antonio Fernández Díaz «Fosforito» a representantes de la corporación municipal tanto al portavoz de UCOR, Juan Miguel Alburquerque como al portavoz de IU, Francisco Tejada de IU.
También asistieron a las exequias en la iglesia de La Compañía el ex presidente del Consejo Regulador Montilla-Moriles, Manuel López Alejandre, que recordaba el pasado bodeguero del alcalde de la Transición.
