Día 13/03/2012 - 10.42h
—Muy joven para una obra de esta envergadura, ¿no?
—He tenido la suerte de empezar pronto con obras grandes. No me puedo quejar: es mi prueba de fuego.
—Un dibujo limpio, dicen quienes lo ven.
—He procurado que se vea claro, ya que la malla puede perderse el dibujo. Es importante que sea nítido, que todo vaya acorde y que no haya cosas que no se entiendan. Queríamos algo con bastante cantidad de bordado y por la riqueza y el tipo de hoja carnosa lo cubre todo sin perder transparencia.
—El dibujo se presentó en 2010. ¿Cómo ha sido el proceso de llevarlo a la malla?
—He ido al taller de bordado casi mensualmente. Por suerte, pocas correcciones he tenido que hacer. Ha habido algunos cambios que me han consultado los talleres y sin problema.
—La gente hablará ahora de usted. ¿Quién es, para quien se lo pregunte?
—Un joven cofrade que desde chiquito dibujaba. Estudié una carrera, pero me ha llamado el arte. Quiero dedicar mi vida artística profesional al mundo artístico cofrade.
—Ha entrado por la mejor puerta posible: un patio entero.
—Creo que ha sido una carta de presentación muy buena, tanto como orfebre como diseñador. Aquí tienen una referencia de lo que puedo hacer.



