Constancia sobre todo, pedagogía, transmisión de valores humanos, amor por la música. El discurso de Ciro Perelló está lejos del materialismo, el pragmatismo y el resultadismo materialista de los concursos de intérpretes. Cuando recibe a los chavales que quieren entrar en la Joven Filarmonía Leo Brouwer, la orquesta que creó hace dos años, su director sólo les pide que tengan ganas de tocar y de esforzarse.
Así creo un proyecto inédito en Córdoba, el de una orquesta que sirviera para dar tablas a los jóvenes educandos, y que paso a paso, con pocas ayudas y mucho entusiasmo, hace tiempo que da frutos y empieza a afrontar nuevos proyectos. Lo más inmediato tendrá repercusión directa en la sociedad cordobesa, porque han planteado al Gran Teatro la realización de un ciclo de conciertos donde mostrar su trabajo. Entre tres y cinco conciertos podrían componer la presencia de
El Instituto Municipal de Artes Escénicas todavía no se ha pronunciado, aunque se espera esta oportunidad para una formación que en el próximo Festival de la Guitarra tendrá una nueva oportunidad ante el público de Córdoba. Ciro Perelló explica que la formación ha sido fiel a su espíritu y ha pedido a cuatro jóvenes que están terminando los estudios de composición que preparasen otras tantas obras, «cortas, de entre 8 y 10 minutos», para estrenarse en este recital. También los solistas de tendrán su oportunidad.
Perelló cuenta cómo el objetivo de la Joven Filarmonía Leo Brouwer nunca ha sido otro que el de ser «un escalón intermedio» entre quienes estudian música y los profesionales. Su carácter es completamente independiente y sus recursos mínimos, pagados muchas veces por sus propios promotores y componentes. Con todo, han mejorado. Al principio tenían que ensayar en el recibidor del Teatro de la Axerquía y sólo podían hacerlo los sábados por la mañana, lo que limitaba su actividad.
Ahora lo hacen en el antiguo cine Osio, lo que hace que puedan disponer de casi todo el fin de semana. Más de un centenar de jóvenes, de entre 8 y 30 años, estudiantes todos de los conservatorios, forman parte de la Joven Filarmonía Leo Brouwer, que desde el principio tuvo el apoyo y la inspiración del primer director de la Orquesta de Córdoba.
Profesores colaborando
Su ejemplo ha calado y hasta algunos profesores de conservatorio se pasan por los ensayos para echar una mano, como relata Ciro Perelló. Sus principios son tan sencillos como que la interpretación y el contacto con el instrumento son algunos de los mejores fundamentos de la formación. Ese modelo de «formar a la gente mientras tocan» es lo que allí se les brinda, porque adquirirán una experiencia fundamental cuando logren ser profesionales.
Entre sus proyectos de futuro está el que el antiguo cine Osio pueda servir también para ofrecer algún concierto y así vincularse con el barrio de Cañero, donde hacen sus ensayos y su trabajo.
El entusiasmo, cuenta, es el requisito más importante que se pide a los jóvenes músicos de esta orquesta, que en breve afrontará también actuaciones en lugares de la provincia como Priego de Córdoba o Moriles, siempre con los autobuses de los intérpretes y el transporte de los instrumentos como única contraprestación económica. La viabilidad económica es difícil: «A todos nos cuesta el dinero, empezando por los padres que a veces traen a sus hijos de fuera, pero compensa porque es una reunión de amigos a los que les gusta la música».