Córdoba

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Córdoba / CABRA

Payos y gitanos se unen en romería

Día 18/06/2012 - 09.28h
Más de 300 personas reivindicaron su fe cristiana frente al Santuario de Nuestra Señora de la Sierra

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Gitanos y payos se reencontraron ayer un año más en el Santuario de Nuestra Señora de la Sierra de Cabra en una cita que se viene repitiendo desde el año 1969 y que durante cuatro décadas ha servido como nexo de unión entre razas y culturas. Si bien es cierto que la presencia de calés viene disminuyendo en los últimos años ante el cambio de credo que se viene experimentando en el pueblo gitano, pasándose del catolicismo a la iglesia evangélica.

De hecho, durante todo el día de ayer se reivindicó nuevamente «la catolicidad del pueblo gitano», según expresaba en los momentos previos al inicio de la Eucaristía la Hermana Mayor de la Hermandad del Beato Ceferino Jiménez Malla (Los Gitanos) de la localidad de Palma del Río, Paca Torres, en una breve bienvenida que se daba a los 300 fieles asistentes procedentes de diversas localidades como Almuñécar, Baena, Córdoba, Palma del Río y Cabra, entre otras. Por su parte, la directora de la Pastoral Gitana de la Conferencia Episcopal, Belén Carrera, que pudo disfrutar por primera vez de la celebración, indicó que el descenso en la afluencia de público debe ser un impulso, ya que los que estamos debemos ser «fieles a la Virgen para que suponga un paso a un cambio para reavivar la romería».

Lamentablemente, la asistencia ha vuelto a mermar este año, donde ha habido destacadas ausencias, como es el caso del Instituto de Cultura Gitana -que había participado en las tres últimas ediciones, organizando un acto institucional previo que contaba con la presencia de reconocidos artistas como Remedios Amaya, «La Susi» o «El Lebrijano»- o la del fundador de la Romería, José Córdoba, por motivos de salud ante su avanzada edad. Y desde luego, se echó en falta al popularmente conocido como «Tío José», pues los pocos gitanos presentes no se rasgaron camisas al paso de la Virgen Serrana, tal y como ha sido tradición en la procesión que tiene lugar por los alrededores del santuario. Pese a ello, las gitanas mayores no cesaron en su empeño de presentarse ante la Virgen con sus delantales del color de la pureza que agitaron al bailar por bulerías o el canto de la alboreá, lanzando peladillas al aire como es tradicional en las bodas gitanas aunque, en este caso, cuando la Vírgen no hace más que cruzar el cancel del templo, justo al culminar la Misa Flamenca que en esta ocasión fue oficiada por el Vicario General de Córdoba, Francisco Orozco. En su homilía, el celebrante recordaba las palabras que el Pontífice Pablo VI dirigiera a los gitanos, asegurándoles que el pueblo calé «se encuentra en el corazón de la Iglesia». Asimismo Orozco llamó a la integración de todas las familias gitanas en el tejido social europeo. La Misa estuvo marcada por la interpretación de distintos palos flamencos y la Salve a la «Majarí Calí» nombre que dan los gitanos a la Virgen de la Sierra. Al volver la efigie de la patrona al Altar Mayor del templo, la convivencia se desplazó a los merenderos del Picacho, donde los asistentes disfrutaron de un arroz acompañado nuevamente del cante y el baile.

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